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- La psicología arquetipal es una vía de investigación de la psique inaugurada a comienzos del siglo XX por Carl Gustav Jung. Jung y sus colaboradores, entre ellos Mircea Eliade, imaginaron la psicología de los arquetipos a partir del estudio de los datos que les proporcionaban la antropología y la arqueología de su época, integrando estos datos en su comprensión de la psique. Estudiaron cómo la jerarquía de los antiguos dioses, las religiones politeístas y las figuras arquetípicas que pueblan los mitos, leyendas y cuentos tradicionales influyen en la vida moderna, por su relación con el espíritu, la psique, los sueños y el Sí-mismo. El concepto de arquetipo procede de la filosofía griega, pero toma un nuevo sentido en la psicología de Jung. Para Aristóteles, un arquetipo es un original del que se pueden sacar derivados o fragmentos. Para Jung, en cambio, un arquetipo es un patrón heredado de pensamiento (o una imagen simbólica) que está presente en el inconsciente individual, pero tiene su origen en la experiencia colectiva de la humanidad. Jung y sus seguidores contaban con el precedente de Sigmund Freud y varios analistas de su entorno (como Karl Abraham, Géza Róheim, Ernest Jones y otros) que también investigaron, analizaron y desarrollaron teorías sobre cómo en los antiguos mitos, leyendas, sagas y religiones aparecen contenidos que se corresponden con los impulsos y urgencias propios de la psique. Sin embargo, en el enfoque ortodoxo freudiano de estos autores hay un reduccionismo del material mítico (lo numinoso se entiende como un simple disfraz del impulso sexual, reprimido y sublimado) que el enfoque de Jung pretende superar. La psicología arquetipal no se presenta como una corriente uniforme, sino como un grupo de tendencias que evoluciona y se desarrolla de forma constante, generando propuestas teóricas y prácticas diversas. En la actualidad, hay muchos psicoanalistas, psiquiatras, psicólogos y terapeutas (denominados a veces neo-junguianos) que practican alguna vertiente de este tipo de psicología. Un ejemplo es la psicoanalista junguiana Marion Woodman, con sus investigaciones sobre los arquetipos y sueños de lo femenino y cómo afectan a estos los choques o sinergias con los arquetipos masculinos, influyendo en la vida psíquica de las mujeres. Jean Shinoda Bolen, psiquiatra y analista junguiana, ha dedicado también su vida al estudio de la psicología de los arquetipos masculinos y femeninos, y su influencia en el desarrollo del espíritu. Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista junguiana, sostiene que los pueblos indígenas de todo el mundo han conservado y trasmitido un conocimiento específico valioso sobre el espíritu y la psique, los arquetipos y los sueños. A mediados de la década de los 70 del siglo pasado, James Hillman, un psicoanalista que se formó en el Instituto Jung de Zúrich, también bautizó su enfoque de la psique como psicología arquetipal. Hillman situaba su psicología dentro de la tradición junguiana y la relacionaba específicamente con la psicología analítica, de la que, sin embargo, diverge radicalmente. En efecto, su "psicología arquetipal" relativiza y desliteraliza el ego y se centra en la psique o alma, que constituye, junto con los archai, los patrones más profundos del funcionamiento psíquico, «las fantasías fundamentales que animan toda vida» (Moore, citado en Hillman 1991). La psicología arquetipal de Hillman es una psicología politeísta en la medida en que trata de reconocer las mil fantasías y seres míticos —dioses y diosas, semidioses, mortales y animales— que dan forma a nuestras vidas psíquicas y toman su forma de ellas. Para él, el ego es solo una fantasía psicológica entre otras. La psicología arquetipal de Hillman es, junto a la escuela clásica y la escuela del desarrollo, una de las tres escuelas de la psicología post-junguiana trazadas por Andrew Samuels (Samuels, 1995). (es)
- La psicología arquetipal es una vía de investigación de la psique inaugurada a comienzos del siglo XX por Carl Gustav Jung. Jung y sus colaboradores, entre ellos Mircea Eliade, imaginaron la psicología de los arquetipos a partir del estudio de los datos que les proporcionaban la antropología y la arqueología de su época, integrando estos datos en su comprensión de la psique. Estudiaron cómo la jerarquía de los antiguos dioses, las religiones politeístas y las figuras arquetípicas que pueblan los mitos, leyendas y cuentos tradicionales influyen en la vida moderna, por su relación con el espíritu, la psique, los sueños y el Sí-mismo. El concepto de arquetipo procede de la filosofía griega, pero toma un nuevo sentido en la psicología de Jung. Para Aristóteles, un arquetipo es un original del que se pueden sacar derivados o fragmentos. Para Jung, en cambio, un arquetipo es un patrón heredado de pensamiento (o una imagen simbólica) que está presente en el inconsciente individual, pero tiene su origen en la experiencia colectiva de la humanidad. Jung y sus seguidores contaban con el precedente de Sigmund Freud y varios analistas de su entorno (como Karl Abraham, Géza Róheim, Ernest Jones y otros) que también investigaron, analizaron y desarrollaron teorías sobre cómo en los antiguos mitos, leyendas, sagas y religiones aparecen contenidos que se corresponden con los impulsos y urgencias propios de la psique. Sin embargo, en el enfoque ortodoxo freudiano de estos autores hay un reduccionismo del material mítico (lo numinoso se entiende como un simple disfraz del impulso sexual, reprimido y sublimado) que el enfoque de Jung pretende superar. La psicología arquetipal no se presenta como una corriente uniforme, sino como un grupo de tendencias que evoluciona y se desarrolla de forma constante, generando propuestas teóricas y prácticas diversas. En la actualidad, hay muchos psicoanalistas, psiquiatras, psicólogos y terapeutas (denominados a veces neo-junguianos) que practican alguna vertiente de este tipo de psicología. Un ejemplo es la psicoanalista junguiana Marion Woodman, con sus investigaciones sobre los arquetipos y sueños de lo femenino y cómo afectan a estos los choques o sinergias con los arquetipos masculinos, influyendo en la vida psíquica de las mujeres. Jean Shinoda Bolen, psiquiatra y analista junguiana, ha dedicado también su vida al estudio de la psicología de los arquetipos masculinos y femeninos, y su influencia en el desarrollo del espíritu. Clarissa Pinkola Estés, psicoanalista junguiana, sostiene que los pueblos indígenas de todo el mundo han conservado y trasmitido un conocimiento específico valioso sobre el espíritu y la psique, los arquetipos y los sueños. A mediados de la década de los 70 del siglo pasado, James Hillman, un psicoanalista que se formó en el Instituto Jung de Zúrich, también bautizó su enfoque de la psique como psicología arquetipal. Hillman situaba su psicología dentro de la tradición junguiana y la relacionaba específicamente con la psicología analítica, de la que, sin embargo, diverge radicalmente. En efecto, su "psicología arquetipal" relativiza y desliteraliza el ego y se centra en la psique o alma, que constituye, junto con los archai, los patrones más profundos del funcionamiento psíquico, «las fantasías fundamentales que animan toda vida» (Moore, citado en Hillman 1991). La psicología arquetipal de Hillman es una psicología politeísta en la medida en que trata de reconocer las mil fantasías y seres míticos —dioses y diosas, semidioses, mortales y animales— que dan forma a nuestras vidas psíquicas y toman su forma de ellas. Para él, el ego es solo una fantasía psicológica entre otras. La psicología arquetipal de Hillman es, junto a la escuela clásica y la escuela del desarrollo, una de las tres escuelas de la psicología post-junguiana trazadas por Andrew Samuels (Samuels, 1995). (es)
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