El hombre orante, palabra proveniente del Latín orans,​ es un tema iconográfico del arte paleocristiano donde se representa a una persona con las manos extendidas en gesto de plegaria. Se trata de una posición típica de la oración que se encuentra atestiguada, por ejemplo, en algunos textos del Antiguo Testamento (cf. Éx 17, 11, Lm 3, 41, Sal 118, 48, etc.) El gesto también es mencionado en algunas obras de la antigüedad, como una carmina donde Catulo afirma que a Calvo no le quedaba más remedio que dirigirse a los dioses elevando las manos (Carm 53, 4-5). También Virgilio narra que Anquises habría tendido las manos al cielo para pedir a Zeus (En II 687; véase también: En VI 314).

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  • El hombre orante, palabra proveniente del Latín orans,​ es un tema iconográfico del arte paleocristiano donde se representa a una persona con las manos extendidas en gesto de plegaria. Se trata de una posición típica de la oración que se encuentra atestiguada, por ejemplo, en algunos textos del Antiguo Testamento (cf. Éx 17, 11, Lm 3, 41, Sal 118, 48, etc.) El gesto también es mencionado en algunas obras de la antigüedad, como una carmina donde Catulo afirma que a Calvo no le quedaba más remedio que dirigirse a los dioses elevando las manos (Carm 53, 4-5). También Virgilio narra que Anquises habría tendido las manos al cielo para pedir a Zeus (En II 687; véase también: En VI 314). Sin embargo, en la antigüedad el gesto fue poco representado en el arte y personificaba la pietas, como virtud en monedas y estatuas.​ Con este mismo sentido de sumisión a las autoridades políticas fue utilizado en los primeros sarcófagos paleocristianos y en las catacumbas. Luego fue usada abundantemente para pintar o esculpir algunas figuras de historias del Antiguo y del Nuevo Testamento como Noé, Daniel, Susana, el ciego que agradece la curación a Jesús o el leproso en idéntica actitud. Así se fue alejando de su original sentido de invocación u oración. Cuando la figura de algún orante se coloca cerca de la del Buen Pastor se suele interpretar como el alma de algún fallecido que es salvada por Cristo. También se le ha dado la interpretación de la paz que alcanza el hombre en la paz divina o la felicidad del Cielo. Los textos del Nuevo Testamento (cf. 1Tm 2, 8) o de los Padres apostólicos​ subrayan que la actitud del cristiano ha de ser la de orar alzando las manos pero también ofreciendo a Dios su vida santa. Tertuliano menciona que el gesto es "rogando, sin elevar las manos excesivamente, con modestia y moderación".​ Por ello, autores como Fabrizio Bisconti sostienen que no se debe retirar fácilmente el sentido de plegaria que el tema tiene incluso cuando el contexto lleve a significados más profundos (relación salvador-salvado) o actitudes diversas (gratitud, alegría, etc.) (es)
  • El hombre orante, palabra proveniente del Latín orans,​ es un tema iconográfico del arte paleocristiano donde se representa a una persona con las manos extendidas en gesto de plegaria. Se trata de una posición típica de la oración que se encuentra atestiguada, por ejemplo, en algunos textos del Antiguo Testamento (cf. Éx 17, 11, Lm 3, 41, Sal 118, 48, etc.) El gesto también es mencionado en algunas obras de la antigüedad, como una carmina donde Catulo afirma que a Calvo no le quedaba más remedio que dirigirse a los dioses elevando las manos (Carm 53, 4-5). También Virgilio narra que Anquises habría tendido las manos al cielo para pedir a Zeus (En II 687; véase también: En VI 314). Sin embargo, en la antigüedad el gesto fue poco representado en el arte y personificaba la pietas, como virtud en monedas y estatuas.​ Con este mismo sentido de sumisión a las autoridades políticas fue utilizado en los primeros sarcófagos paleocristianos y en las catacumbas. Luego fue usada abundantemente para pintar o esculpir algunas figuras de historias del Antiguo y del Nuevo Testamento como Noé, Daniel, Susana, el ciego que agradece la curación a Jesús o el leproso en idéntica actitud. Así se fue alejando de su original sentido de invocación u oración. Cuando la figura de algún orante se coloca cerca de la del Buen Pastor se suele interpretar como el alma de algún fallecido que es salvada por Cristo. También se le ha dado la interpretación de la paz que alcanza el hombre en la paz divina o la felicidad del Cielo. Los textos del Nuevo Testamento (cf. 1Tm 2, 8) o de los Padres apostólicos​ subrayan que la actitud del cristiano ha de ser la de orar alzando las manos pero también ofreciendo a Dios su vida santa. Tertuliano menciona que el gesto es "rogando, sin elevar las manos excesivamente, con modestia y moderación".​ Por ello, autores como Fabrizio Bisconti sostienen que no se debe retirar fácilmente el sentido de plegaria que el tema tiene incluso cuando el contexto lleve a significados más profundos (relación salvador-salvado) o actitudes diversas (gratitud, alegría, etc.) (es)
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  • El hombre orante, palabra proveniente del Latín orans,​ es un tema iconográfico del arte paleocristiano donde se representa a una persona con las manos extendidas en gesto de plegaria. Se trata de una posición típica de la oración que se encuentra atestiguada, por ejemplo, en algunos textos del Antiguo Testamento (cf. Éx 17, 11, Lm 3, 41, Sal 118, 48, etc.) El gesto también es mencionado en algunas obras de la antigüedad, como una carmina donde Catulo afirma que a Calvo no le quedaba más remedio que dirigirse a los dioses elevando las manos (Carm 53, 4-5). También Virgilio narra que Anquises habría tendido las manos al cielo para pedir a Zeus (En II 687; véase también: En VI 314). (es)
  • El hombre orante, palabra proveniente del Latín orans,​ es un tema iconográfico del arte paleocristiano donde se representa a una persona con las manos extendidas en gesto de plegaria. Se trata de una posición típica de la oración que se encuentra atestiguada, por ejemplo, en algunos textos del Antiguo Testamento (cf. Éx 17, 11, Lm 3, 41, Sal 118, 48, etc.) El gesto también es mencionado en algunas obras de la antigüedad, como una carmina donde Catulo afirma que a Calvo no le quedaba más remedio que dirigirse a los dioses elevando las manos (Carm 53, 4-5). También Virgilio narra que Anquises habría tendido las manos al cielo para pedir a Zeus (En II 687; véase también: En VI 314). (es)
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  • Orante (tema iconográfico) (es)
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