Manuel Couceiro Prado, nació en La Habana, Cuba, el 29 de julio de 1923,La Habana, Cuba. Hijo de inmigrantes de Barbadanes y Coles en Ourense (Galicia, España), fue el primogénito entre cinco hermanos. Conocido como Manolito, desde niño tuvo que ayudar en la tintorería de sus padres, sostén familiar. Autodidacto, en 1933 dibujaba con acierto e incorporaba el color, y en 1936 y 1937 ensayaba sus primeros óleos. Alumno de Guillermo Menezill (artífice de las artes plásticas) asistía a las clases de Leopoldo Romañach en San Alejandro, a quien reconocería junto a algunos libros (lector constante), muchos de sus conocimientos técnicos, aunque nunca se dejó constar como alumno por su anti-academicismo y su rebeldía de siempre; emprendedor, estudiaba los aportes africanos a la cultura cubana según

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  • Manuel Couceiro Prado, nació en La Habana, Cuba, el 29 de julio de 1923,La Habana, Cuba. Hijo de inmigrantes de Barbadanes y Coles en Ourense (Galicia, España), fue el primogénito entre cinco hermanos. Conocido como Manolito, desde niño tuvo que ayudar en la tintorería de sus padres, sostén familiar. Autodidacto, en 1933 dibujaba con acierto e incorporaba el color, y en 1936 y 1937 ensayaba sus primeros óleos. Alumno de Guillermo Menezill (artífice de las artes plásticas) asistía a las clases de Leopoldo Romañach en San Alejandro, a quien reconocería junto a algunos libros (lector constante), muchos de sus conocimientos técnicos, aunque nunca se dejó constar como alumno por su anti-academicismo y su rebeldía de siempre; emprendedor, estudiaba los aportes africanos a la cultura cubana según Fernando Ortiz, las vanguardias artísticas cubanas y el más avanzado arte internacional, tanto figurativo como abstracto, entre otros temas y especialidades, muchos inconclusos, todo lo cual explica las frecuentes tertulias que sostuvo en su casa con varios de los más relevantes intelectuales cubanos, incluido José Lezama Lima, de quien patentizó su frase ulterior “cuando hay demasiadas influencias, es que no hay influencia”. Entre 1947 y 1948 inicia a colaborar con la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en su Departamento de Arte, donde organiza exposiciones colectivas con las que recorre el resto del país, y crea los Festivales de Arte Universitarios con los mejores representantes de todas las artes y sus conferencias sobre cultura cubana, en especial las raíces africanas, en lo que ya era reconocido perito, y se revela como promotor. Sus compromisos artísticos y políticos en Cuba le hicieron aplazar hasta nunca las invitaciones entre 1948 y 1949 a exponer en la Universidad de Howard en Washington, Estados Unidos de América. Estuvo entre los principales fundadores de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo (1951-1960; heterogénea, incluía lo más progresista de aquella intelectualidad cubana) desde sus gérmenes universitarios de dicha Sociedad; y del Movimiento “26 de Julio” (M-26-7) contra el gobierno de Batista. Al ser clausurada la Universidad, funda y dirige por la FEU la Galería Habana en dos salones interiores del cine Arte y Cinema (La Rampa, en 23 y O) que continúa luchando contra Batista: perseguido clandestino, fue una burla su foto en prensa, incluso con el líder estudiantil revolucionario José Antonio Echeverría, y en la exposición de una pintora estadounidense simpatizante allí invitada con el periódico El Mundo, mientras expone por esta Galería en el Museo Ignacio Agramonte del 25 al 31 de mayo de 1957 (exposición medular, invitado a Camagüey),criticaba arte por dos años o más y en una sección dominical en el periódico Excelsior entre 1956 y 1957, y 15 minutos dos veces diarias en Unión Radio. Esta galería fue vetada tras exponer su obra más reciente (un gran cuadro para la Antibienal) durante la represión por el alzamiento preparado para el 5 de septiembre de 1957, cuando fue apresado y cesa además al frente del semanario clandestino Vanguardia Obrera, órgano de la Sección Obrera del M-26-7 que dirigía y que tuvo seis ediciones, mecanografiado por su compañera Marta Rodríguez Díaz. Torturado en el Castillo del Príncipe (perdió las uñas y para siempre, un oído) fue liberado por presiones del arte desde el exilio, al que fue enviado por el M-26-7 a organizarlo, para lo que tiene que recorrer diversos estados y en lo cual, pintar era una cobertura para continuar luchando por la libertad en Cuba. Así logró 13 ó 15 obras de tamaño medio y pequeño, dos exposiciones personales y una colectiva con la Universidad de Miami y en Miami Beach (todas con obras inéditas) y una tercera personal que recorrió el occidente cubano; tanta actividad no le permitió aceptar la invitación a exponer en la galería de André Breton (Paris), no obstante Fayad Jamís llevó sus diapositivas. Pablo Díaz recuerda el temor al develar aquella pintura solicitada en Miami: Fidel Castro en la Sierra Maestra. Entre sus Temas que en Miami dejó, se destaca el mural El Cabildo para el restaurante Liborio. Los rigores políticos no le habían mermado la música, lirismo y pasiones de su obra. El triunfo de 1959 no finalizó la lucha, que fue más compleja, ahora contra los escaladores, arribistas, pancistas y oportunistas que la traicionan, peor aún a nombre de la propia Revolución dañándola más, enmascarados con hipócrita demagogia contra sus víctimas que Couceiro defendía desde sus nuevas trincheras; en venganza, y a pesar de haberlos ayudado también a ellos en alguna causa justa (por ejemplo, luchó por el ingreso en la Uneac de relevantes críticos de arte que entonces no eran admitidos por no ser considerados como artistas), tratarían de ignorarlo sin exponerlo, silenciándolo, a pesar de contar con varios cuadros de interés por ejemplo, en el patrimonio de los fondos del Museo Nacional; tensiones que le harían dormir mal y junto a sus luchas por la justicia social en tan difícil contexto, el cigarro y el café continuos, sus malos hábitos alimentarios y el deceso de su madre hacia 1981, le conducirían a los infartos finales.Si antes era un pintor único en la clandestinidad, ahora lo era dirigente sindical de nuevo tipo, trabajando directamente con los obreros; impartía conferencias a los trabajadores de la Necrópolis Cristóbal Colón y de los Astilleros Chullima para que al valorar su propio patrimonio, protagonizaran su preservación, y era profesor de artes plásticas para las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en el hoy municipio Playa, de donde emergerían nombres relevantes como, en la intelectualidad cubana actual, el etnólogo pintor Jesús Guanche. Tuvo cargos políticos y económicos en el Ministerio del Trabajo, la Bolsa de Confecciones y administrador de la Fábrica de Medias Casino, fundador y dirigente en el Consejo Nacional de Cultura (CNC) y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac; 1960), de cuya Sección de Artes Plásticas era Organizador al morir y se destacó como promotor (incluso por radio y televisión, con él y sobre él) y defensor de los nuevos valores con una visión amplia y enriquecedora. Absorbido por las luchas políticas y sin el menor ánimo de protagonismo ni de abusar de su trayectoria revolucionaria ni de sus puestos (a diferencia de otros, que han abusado incluso de trayectorias inventadas o exageradas), en este nuevo período pintó más de 40 obras sin buscar exponer: prefería regalar cuadros a sus afectos, que venderlos, casi despreciando el mercado del arte, que nunca le interesó, para vivir de su modesto sueldo. La manifestación artística que más desarrolló fue la pintura que cuando firmó, era Couceiro. De inmediato y sin ninguna dificultad, el escultor y grabador lo captó para el Grupo Antillano que acababa de fundar (julio de 1978), al que además, Couceiro vinculó a Lam y que apoyó por la Uneac para que lograran sede en la otrora casa de Fernando Ortiz, entonces en vano, pero aquel Grupo sentó bases para la Fundación Fernando Ortiz en La Habana, y para la Casa del Caribe en Santiago de Cuba. Tras el ingreso en el hospital Calixto García (finalmente en el de Boyeros) había quedado con solo un brazo útil, con el que siguió pintando una pieza que el Grupo Antillano mostraría en Santiago de Cuba en abril de 1982. La familia cedió otras dos obras a solicitud del Museo Nacional de Bellas Artes, que ya atesoraba una colección suya, además de otras colecciones particulares e institucionales en Cuba y en Estados Unidos (básicamente Miami y Nueva York), Checoslovaquia y España. Murió el 7 de noviembre de 1981 en La Habana, Cuba. Un cintillo en el diario Granma el miércoles 11: “Couceiro, un pintor caribeño nuestro, ha fallecido”, por Manuel López Oliva, pretende resumir tanta vida y obra.Pintor polémico y franco, su honestidad, valentía y transparente sencillez le granjeó miserias humanoides con la consecuente falta de promoción, ignorancias y miopías que, a pesar de estar incluidas en el patrimonio cubano que dificultan su salida del país, sus obras han dormido en los almacenes del Museo Nacional de Bellas Artes sin exponerse casi nunca… sin embargo es imborrable para cualquier experto en arte cubano, y ha sido incluido entre los infaltables en antologías como la de Veigas y col., 2002. A pesar de toda su obra promotora, es el Grupo Antillano y sus afectos, quienes más se han ocupado de su justa promoción tras su deceso. Solo últimamente, algunos expertos muy puntuales lo re-descubren y comienzan a revitalizarlo para el patrimonio nacional, y como es notable, de interés además a otros países. (es)
  • Manuel Couceiro Prado, nació en La Habana, Cuba, el 29 de julio de 1923,La Habana, Cuba. Hijo de inmigrantes de Barbadanes y Coles en Ourense (Galicia, España), fue el primogénito entre cinco hermanos. Conocido como Manolito, desde niño tuvo que ayudar en la tintorería de sus padres, sostén familiar. Autodidacto, en 1933 dibujaba con acierto e incorporaba el color, y en 1936 y 1937 ensayaba sus primeros óleos. Alumno de Guillermo Menezill (artífice de las artes plásticas) asistía a las clases de Leopoldo Romañach en San Alejandro, a quien reconocería junto a algunos libros (lector constante), muchos de sus conocimientos técnicos, aunque nunca se dejó constar como alumno por su anti-academicismo y su rebeldía de siempre; emprendedor, estudiaba los aportes africanos a la cultura cubana según Fernando Ortiz, las vanguardias artísticas cubanas y el más avanzado arte internacional, tanto figurativo como abstracto, entre otros temas y especialidades, muchos inconclusos, todo lo cual explica las frecuentes tertulias que sostuvo en su casa con varios de los más relevantes intelectuales cubanos, incluido José Lezama Lima, de quien patentizó su frase ulterior “cuando hay demasiadas influencias, es que no hay influencia”. Entre 1947 y 1948 inicia a colaborar con la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en su Departamento de Arte, donde organiza exposiciones colectivas con las que recorre el resto del país, y crea los Festivales de Arte Universitarios con los mejores representantes de todas las artes y sus conferencias sobre cultura cubana, en especial las raíces africanas, en lo que ya era reconocido perito, y se revela como promotor. Sus compromisos artísticos y políticos en Cuba le hicieron aplazar hasta nunca las invitaciones entre 1948 y 1949 a exponer en la Universidad de Howard en Washington, Estados Unidos de América. Estuvo entre los principales fundadores de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo (1951-1960; heterogénea, incluía lo más progresista de aquella intelectualidad cubana) desde sus gérmenes universitarios de dicha Sociedad; y del Movimiento “26 de Julio” (M-26-7) contra el gobierno de Batista. Al ser clausurada la Universidad, funda y dirige por la FEU la Galería Habana en dos salones interiores del cine Arte y Cinema (La Rampa, en 23 y O) que continúa luchando contra Batista: perseguido clandestino, fue una burla su foto en prensa, incluso con el líder estudiantil revolucionario José Antonio Echeverría, y en la exposición de una pintora estadounidense simpatizante allí invitada con el periódico El Mundo, mientras expone por esta Galería en el Museo Ignacio Agramonte del 25 al 31 de mayo de 1957 (exposición medular, invitado a Camagüey),criticaba arte por dos años o más y en una sección dominical en el periódico Excelsior entre 1956 y 1957, y 15 minutos dos veces diarias en Unión Radio. Esta galería fue vetada tras exponer su obra más reciente (un gran cuadro para la Antibienal) durante la represión por el alzamiento preparado para el 5 de septiembre de 1957, cuando fue apresado y cesa además al frente del semanario clandestino Vanguardia Obrera, órgano de la Sección Obrera del M-26-7 que dirigía y que tuvo seis ediciones, mecanografiado por su compañera Marta Rodríguez Díaz. Torturado en el Castillo del Príncipe (perdió las uñas y para siempre, un oído) fue liberado por presiones del arte desde el exilio, al que fue enviado por el M-26-7 a organizarlo, para lo que tiene que recorrer diversos estados y en lo cual, pintar era una cobertura para continuar luchando por la libertad en Cuba. Así logró 13 ó 15 obras de tamaño medio y pequeño, dos exposiciones personales y una colectiva con la Universidad de Miami y en Miami Beach (todas con obras inéditas) y una tercera personal que recorrió el occidente cubano; tanta actividad no le permitió aceptar la invitación a exponer en la galería de André Breton (Paris), no obstante Fayad Jamís llevó sus diapositivas. Pablo Díaz recuerda el temor al develar aquella pintura solicitada en Miami: Fidel Castro en la Sierra Maestra. Entre sus Temas que en Miami dejó, se destaca el mural El Cabildo para el restaurante Liborio. Los rigores políticos no le habían mermado la música, lirismo y pasiones de su obra. El triunfo de 1959 no finalizó la lucha, que fue más compleja, ahora contra los escaladores, arribistas, pancistas y oportunistas que la traicionan, peor aún a nombre de la propia Revolución dañándola más, enmascarados con hipócrita demagogia contra sus víctimas que Couceiro defendía desde sus nuevas trincheras; en venganza, y a pesar de haberlos ayudado también a ellos en alguna causa justa (por ejemplo, luchó por el ingreso en la Uneac de relevantes críticos de arte que entonces no eran admitidos por no ser considerados como artistas), tratarían de ignorarlo sin exponerlo, silenciándolo, a pesar de contar con varios cuadros de interés por ejemplo, en el patrimonio de los fondos del Museo Nacional; tensiones que le harían dormir mal y junto a sus luchas por la justicia social en tan difícil contexto, el cigarro y el café continuos, sus malos hábitos alimentarios y el deceso de su madre hacia 1981, le conducirían a los infartos finales.Si antes era un pintor único en la clandestinidad, ahora lo era dirigente sindical de nuevo tipo, trabajando directamente con los obreros; impartía conferencias a los trabajadores de la Necrópolis Cristóbal Colón y de los Astilleros Chullima para que al valorar su propio patrimonio, protagonizaran su preservación, y era profesor de artes plásticas para las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en el hoy municipio Playa, de donde emergerían nombres relevantes como, en la intelectualidad cubana actual, el etnólogo pintor Jesús Guanche. Tuvo cargos políticos y económicos en el Ministerio del Trabajo, la Bolsa de Confecciones y administrador de la Fábrica de Medias Casino, fundador y dirigente en el Consejo Nacional de Cultura (CNC) y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac; 1960), de cuya Sección de Artes Plásticas era Organizador al morir y se destacó como promotor (incluso por radio y televisión, con él y sobre él) y defensor de los nuevos valores con una visión amplia y enriquecedora. Absorbido por las luchas políticas y sin el menor ánimo de protagonismo ni de abusar de su trayectoria revolucionaria ni de sus puestos (a diferencia de otros, que han abusado incluso de trayectorias inventadas o exageradas), en este nuevo período pintó más de 40 obras sin buscar exponer: prefería regalar cuadros a sus afectos, que venderlos, casi despreciando el mercado del arte, que nunca le interesó, para vivir de su modesto sueldo. La manifestación artística que más desarrolló fue la pintura que cuando firmó, era Couceiro. De inmediato y sin ninguna dificultad, el escultor y grabador lo captó para el Grupo Antillano que acababa de fundar (julio de 1978), al que además, Couceiro vinculó a Lam y que apoyó por la Uneac para que lograran sede en la otrora casa de Fernando Ortiz, entonces en vano, pero aquel Grupo sentó bases para la Fundación Fernando Ortiz en La Habana, y para la Casa del Caribe en Santiago de Cuba. Tras el ingreso en el hospital Calixto García (finalmente en el de Boyeros) había quedado con solo un brazo útil, con el que siguió pintando una pieza que el Grupo Antillano mostraría en Santiago de Cuba en abril de 1982. La familia cedió otras dos obras a solicitud del Museo Nacional de Bellas Artes, que ya atesoraba una colección suya, además de otras colecciones particulares e institucionales en Cuba y en Estados Unidos (básicamente Miami y Nueva York), Checoslovaquia y España. Murió el 7 de noviembre de 1981 en La Habana, Cuba. Un cintillo en el diario Granma el miércoles 11: “Couceiro, un pintor caribeño nuestro, ha fallecido”, por Manuel López Oliva, pretende resumir tanta vida y obra.Pintor polémico y franco, su honestidad, valentía y transparente sencillez le granjeó miserias humanoides con la consecuente falta de promoción, ignorancias y miopías que, a pesar de estar incluidas en el patrimonio cubano que dificultan su salida del país, sus obras han dormido en los almacenes del Museo Nacional de Bellas Artes sin exponerse casi nunca… sin embargo es imborrable para cualquier experto en arte cubano, y ha sido incluido entre los infaltables en antologías como la de Veigas y col., 2002. A pesar de toda su obra promotora, es el Grupo Antillano y sus afectos, quienes más se han ocupado de su justa promoción tras su deceso. Solo últimamente, algunos expertos muy puntuales lo re-descubren y comienzan a revitalizarlo para el patrimonio nacional, y como es notable, de interés además a otros países. (es)
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  • Manuel Couceiro Prado, nació en La Habana, Cuba, el 29 de julio de 1923,La Habana, Cuba. Hijo de inmigrantes de Barbadanes y Coles en Ourense (Galicia, España), fue el primogénito entre cinco hermanos. Conocido como Manolito, desde niño tuvo que ayudar en la tintorería de sus padres, sostén familiar. Autodidacto, en 1933 dibujaba con acierto e incorporaba el color, y en 1936 y 1937 ensayaba sus primeros óleos. Alumno de Guillermo Menezill (artífice de las artes plásticas) asistía a las clases de Leopoldo Romañach en San Alejandro, a quien reconocería junto a algunos libros (lector constante), muchos de sus conocimientos técnicos, aunque nunca se dejó constar como alumno por su anti-academicismo y su rebeldía de siempre; emprendedor, estudiaba los aportes africanos a la cultura cubana según (es)
  • Manuel Couceiro Prado, nació en La Habana, Cuba, el 29 de julio de 1923,La Habana, Cuba. Hijo de inmigrantes de Barbadanes y Coles en Ourense (Galicia, España), fue el primogénito entre cinco hermanos. Conocido como Manolito, desde niño tuvo que ayudar en la tintorería de sus padres, sostén familiar. Autodidacto, en 1933 dibujaba con acierto e incorporaba el color, y en 1936 y 1937 ensayaba sus primeros óleos. Alumno de Guillermo Menezill (artífice de las artes plásticas) asistía a las clases de Leopoldo Romañach en San Alejandro, a quien reconocería junto a algunos libros (lector constante), muchos de sus conocimientos técnicos, aunque nunca se dejó constar como alumno por su anti-academicismo y su rebeldía de siempre; emprendedor, estudiaba los aportes africanos a la cultura cubana según (es)
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  • Manuel Couceiro Prado (es)
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