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- La noche, publicada por primera vez en Argentina en yidis en 1956, es una obra de Elie Wiesel sobre su experiencia con su padre en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Buchenwald en 1944-1945, en el momento álgido del Holocausto hacia finales de la Segunda Guerra Mundial. En poco más de 100 páginas de una narrativa fragmentaria, Wiesel escribe sobre la muerte de Dios y su propio y creciente disgusto con la humanidad, lo que se refleja en la inversión de la relación padre-hijo, pues su padre declina hasta un estado impotente y Wiesel se convierte en su resentido cuidador adolescente. «Si solo pudiera librarme de este peso de muerte ... Inmediatamente me avergoncé de mi mismo, avergonzado para siempre». En La noche todo se invierte, se destruyen todos los valores. «Aquí no hay padres, ni hermanos, ni amigos», le dice un kapo. «Todo el mundo vive y muere solo para él». Wiesel tenía 16 años de edad cuando Buchenwald fue liberado por el Ejército de los Estados Unidos el 11 de abril de 1945, demasiado tarde para su padre, que murió después de una paliza mientras Wiesel yacía en silencio en la litera de arriba por miedo a que también a él le pegasen. Se trasladó a París después de la guerra. Después de un periodo de diez años en el que se negó a hablar sobre los eventos que vivió y tras haber perdido su confianza en Dios y en la humanidad, en 1954 terminó un manuscrito de 862 páginas en yidis sobre sus experiencias, que se publicó en Argentina como una obra de 245 páginas titulada Un di velt hot geshvign («Y el mundo callaba»). El novelista François Mauriac le ayudó a encontrar una editorial francesa. Les Éditions de Minuit publicaron 178 páginas como La Nuit en 1958. Mauriac le convenció a que modificase la historia de su primer texto para abarcar un público más amplio. En 1960 publicó en Nueva York una traducción de 116 páginas bajo el título de Night. Cincuenta años después, el libro había sido traducido a treinta idiomas, y ahora es una de las piedras angulares de la literatura del Holocausto, junto a Si esto es un hombre de Primo Levi y El diario de Ana Frank. No queda claro cuánto de La noche es memoria. Wiesel lo ha llamado su declaración, pero los eruditos han encontrado dificultades a la hora de considerarlo como un relato sin adornos. La crítica literaria Ruth Franklin escribe que la poda del texto del yidis al francés transformó un enfadado relato histórico en una obra de arte. La noche es el primer libro de una trilogía: La noche, y El día, que marca la transición de Wiesel durante y después del Holocausto de la oscuridad a la luz, según la tradición judía de empezar un nuevo día con el ocaso. «En La noche», dijo, «quería mostrar el final, la finalidad del evento. Todo llegó a un final –hombre, historia, literatura, religión, Dios. No quedaba nada. Y aún así empezamos de nuevo con la noche». El estilo narrativo de Wiesel se caracteriza por oraciones cortas, fragmentadas y difusas, con cambios frecuentes de punto de vista. Según el autor, «es el estilo de los cronistas de los guetos, donde todo se tiene que decir rápidamente, con un sólo aliento. Nunca sabías cuando el enemigo podría estar en tu puerta». Los temas recurrentes son su progresivo descontento con la humanidad y su pérdida de fe en Dios, lo cual claramente se refleja en el momento que su padre cae en un estado de impotencia, y él se convierte en su cuidador —aunque con rencor—, invirtiendo los papeles tradicionales en la relación de padre e hijo. Es así que manifiesta en su relato refiriéndose a su padre: «Si pudiera desembarazarme de ese peso muerto [...] enseguida sentí vergüenza, para toda la vida de mí mismo».[13] En La noche, todo está trastornado, cada valor, destruido. El kapo encargado del bloc le dice: «Aquí no hay padre que valga, ni hermano, ni amigo. Cada uno vive y muere para sí, solo».[14] La noche es el primer libro de una serie llamada Trilogía de la noche. Los otros dos libros, El alba y El día, son relatos ficticios que reflejan su pensar durante y después de la guerra. El título del libro está basado en la tradición judía de que cada día comienza con el ocaso. Esta creencia parte del primer capítulo, versículo 5 del libro del Génesis: «Y fue la tarde y la mañana un día».[15] Según Wiesel en La noche, «quería demostrar el resultado, la finalidad del evento. Todo llegó a su fin —el hombre, la historia, la literatura, la religión, Dios. No había quedado nada. Y aun así empezamos de nuevo con la noche—». (es)
- La noche, publicada por primera vez en Argentina en yidis en 1956, es una obra de Elie Wiesel sobre su experiencia con su padre en los campos de concentración nazis de Auschwitz y Buchenwald en 1944-1945, en el momento álgido del Holocausto hacia finales de la Segunda Guerra Mundial. En poco más de 100 páginas de una narrativa fragmentaria, Wiesel escribe sobre la muerte de Dios y su propio y creciente disgusto con la humanidad, lo que se refleja en la inversión de la relación padre-hijo, pues su padre declina hasta un estado impotente y Wiesel se convierte en su resentido cuidador adolescente. «Si solo pudiera librarme de este peso de muerte ... Inmediatamente me avergoncé de mi mismo, avergonzado para siempre». En La noche todo se invierte, se destruyen todos los valores. «Aquí no hay padres, ni hermanos, ni amigos», le dice un kapo. «Todo el mundo vive y muere solo para él». Wiesel tenía 16 años de edad cuando Buchenwald fue liberado por el Ejército de los Estados Unidos el 11 de abril de 1945, demasiado tarde para su padre, que murió después de una paliza mientras Wiesel yacía en silencio en la litera de arriba por miedo a que también a él le pegasen. Se trasladó a París después de la guerra. Después de un periodo de diez años en el que se negó a hablar sobre los eventos que vivió y tras haber perdido su confianza en Dios y en la humanidad, en 1954 terminó un manuscrito de 862 páginas en yidis sobre sus experiencias, que se publicó en Argentina como una obra de 245 páginas titulada Un di velt hot geshvign («Y el mundo callaba»). El novelista François Mauriac le ayudó a encontrar una editorial francesa. Les Éditions de Minuit publicaron 178 páginas como La Nuit en 1958. Mauriac le convenció a que modificase la historia de su primer texto para abarcar un público más amplio. En 1960 publicó en Nueva York una traducción de 116 páginas bajo el título de Night. Cincuenta años después, el libro había sido traducido a treinta idiomas, y ahora es una de las piedras angulares de la literatura del Holocausto, junto a Si esto es un hombre de Primo Levi y El diario de Ana Frank. No queda claro cuánto de La noche es memoria. Wiesel lo ha llamado su declaración, pero los eruditos han encontrado dificultades a la hora de considerarlo como un relato sin adornos. La crítica literaria Ruth Franklin escribe que la poda del texto del yidis al francés transformó un enfadado relato histórico en una obra de arte. La noche es el primer libro de una trilogía: La noche, y El día, que marca la transición de Wiesel durante y después del Holocausto de la oscuridad a la luz, según la tradición judía de empezar un nuevo día con el ocaso. «En La noche», dijo, «quería mostrar el final, la finalidad del evento. Todo llegó a un final –hombre, historia, literatura, religión, Dios. No quedaba nada. Y aún así empezamos de nuevo con la noche». El estilo narrativo de Wiesel se caracteriza por oraciones cortas, fragmentadas y difusas, con cambios frecuentes de punto de vista. Según el autor, «es el estilo de los cronistas de los guetos, donde todo se tiene que decir rápidamente, con un sólo aliento. Nunca sabías cuando el enemigo podría estar en tu puerta». Los temas recurrentes son su progresivo descontento con la humanidad y su pérdida de fe en Dios, lo cual claramente se refleja en el momento que su padre cae en un estado de impotencia, y él se convierte en su cuidador —aunque con rencor—, invirtiendo los papeles tradicionales en la relación de padre e hijo. Es así que manifiesta en su relato refiriéndose a su padre: «Si pudiera desembarazarme de ese peso muerto [...] enseguida sentí vergüenza, para toda la vida de mí mismo».[13] En La noche, todo está trastornado, cada valor, destruido. El kapo encargado del bloc le dice: «Aquí no hay padre que valga, ni hermano, ni amigo. Cada uno vive y muere para sí, solo».[14] La noche es el primer libro de una serie llamada Trilogía de la noche. Los otros dos libros, El alba y El día, son relatos ficticios que reflejan su pensar durante y después de la guerra. El título del libro está basado en la tradición judía de que cada día comienza con el ocaso. Esta creencia parte del primer capítulo, versículo 5 del libro del Génesis: «Y fue la tarde y la mañana un día».[15] Según Wiesel en La noche, «quería demostrar el resultado, la finalidad del evento. Todo llegó a su fin —el hombre, la historia, la literatura, la religión, Dios. No había quedado nada. Y aun así empezamos de nuevo con la noche—». (es)
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