Historia medieval de España es la denominación historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido objeto de debate esencialista acerca de qué sea España.​ Como hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas de 409​ y la conquista de Granada de 1492.​

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  • Historia medieval de España es la denominación historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido objeto de debate esencialista acerca de qué sea España.​ Como hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas de 409​ y la conquista de Granada de 1492.​ El reino visigodo, a partir de la batalla de Vouillé (507), abandonó su presencia en Galia y se centró en las antiguas provincias romanas de Hispania. Fracasado el intento de construir una sociedad dual, en la que la minoría visigoda se mantuviera rígidamente separada de la mayoría hispanorromana, a partir del III Concilio de Toledo (589) se fomentó la construcción de una sociedad y cultura comunes, con un gran peso de las instituciones eclesiásticas, bien adaptadas a las estructuras pre-feudales que se venían imponiendo paulatinamente desde la época tardorromana. Las debilidades internas no desaparecieron, permitiendo el rápido éxito de la invasión árabe de 711, que inauguró una prolongada presencia musulmana en España, redenominada como al-Ándalus. En el periodo del Califato de Córdoba (929-1031) alcanzó su cumbre, convirtiéndose en una potencia económica y militar e iniciando una verdadera "edad de oro" cultural que se prolongó mucho más allá de su desaparición como entidad política. El surgimiento, consolidación y crecimiento de los reinos hispanocristianos convirtieron ese periodo de ocho siglos, desde su punto de vista, en una "Reconquista" y "Repoblación" de todo el espacio peninsular, al que ya se denominaba "España" en las nacientes lenguas romances.​ Se construyó una sociedad segregada en comunidades definidas de forma étnico-religiosa (cristianos, moros y judíos, en expresión de Américo Castro);​ y fuertemente militarizada (como el paisaje, que se llenó de castillos); para la que el uso del término "feudalismo" es objeto de debate historiográfico.​ En lo que sí hay un consenso generalizado es en destacar el hecho de que, para la configuración de su personalidad histórica, fue decisiva la condición fronteriza cambiante que todas las zonas vivieron en una u otra ocasión.​ No obstante, las relaciones no fueron siempre violentas: oscilaron entre el enfrentamiento y la tolerancia, permitiendo activos intercambios demográficos, económicos y culturales. Muy frecuentemente, huestes cristianas fueron empleadas por musulmanes, y viceversa. Sólo en algunas ocasiones decisivas se produjeron enfrentamientos entre extensas coaliciones que respondían nítidamente a la división religiosa. Hasta el siglo XI el predominio fue claramente musulmán. En la Plena Edad Media (el periodo de las cruzadas), entre la conquista de Toledo (1085) y la batalla de las Navas de Tolosa (1212) la situación pasó por distintos puntos de equilibrio, pues los espectaculares avances cristianos conseguidos ante la división andalusí en taifas fueron frenados e incluso revertidos en los momentos en que los imperios norteafricanos almorávide y almohade impusieron su unificación bajo un rigorismo religioso. Las décadas centrales del siglo XIII presenciaron decisivas conquistas cristianas, que dejaron el territorio musulmán reducido al emirato nazarí de Granada, mientras que la estructura territorial peninsular conformaba la denominada "España de los cinco reinos" (el de Granada, el de Portugal, el de Navarra y las Coronas de Castilla y de Aragón).​ En los siguientes dos siglos el proceso reconquistador prácticamente se detuvo, en un contexto de crisis general que incluyó transformaciones estructurales de envergadura (el inicio de la transición del feudalismo al capitalismo), graves conflictos sociales y continuas guerras civiles; mientras surgían las instituciones españolas del Antiguo Régimen, de gran proyección posterior. La unión de los Reyes Católicos y su compleja política matrimonial permitió, en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, la construcción de una Monarquía Hispánica cuya naturaleza y niveles de integración son, en sí mismas, otro problema historiográfico. Simultáneamente se desarrollaba la Era de los Descubrimientos, cuyo primer beneficiario fue Portugal, que para esa época podía ser vista como la primera monarquía autoritaria de Europa occidental en constituir un Estado moderno (o nación-Estado), condición que se disputa con la propia España (de cuyo destino común no se separó hasta 1640) y los reinos de Inglaterra y Francia.​ (es)
  • Historia medieval de España es la denominación historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido objeto de debate esencialista acerca de qué sea España.​ Como hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas de 409​ y la conquista de Granada de 1492.​ El reino visigodo, a partir de la batalla de Vouillé (507), abandonó su presencia en Galia y se centró en las antiguas provincias romanas de Hispania. Fracasado el intento de construir una sociedad dual, en la que la minoría visigoda se mantuviera rígidamente separada de la mayoría hispanorromana, a partir del III Concilio de Toledo (589) se fomentó la construcción de una sociedad y cultura comunes, con un gran peso de las instituciones eclesiásticas, bien adaptadas a las estructuras pre-feudales que se venían imponiendo paulatinamente desde la época tardorromana. Las debilidades internas no desaparecieron, permitiendo el rápido éxito de la invasión árabe de 711, que inauguró una prolongada presencia musulmana en España, redenominada como al-Ándalus. En el periodo del Califato de Córdoba (929-1031) alcanzó su cumbre, convirtiéndose en una potencia económica y militar e iniciando una verdadera "edad de oro" cultural que se prolongó mucho más allá de su desaparición como entidad política. El surgimiento, consolidación y crecimiento de los reinos hispanocristianos convirtieron ese periodo de ocho siglos, desde su punto de vista, en una "Reconquista" y "Repoblación" de todo el espacio peninsular, al que ya se denominaba "España" en las nacientes lenguas romances.​ Se construyó una sociedad segregada en comunidades definidas de forma étnico-religiosa (cristianos, moros y judíos, en expresión de Américo Castro);​ y fuertemente militarizada (como el paisaje, que se llenó de castillos); para la que el uso del término "feudalismo" es objeto de debate historiográfico.​ En lo que sí hay un consenso generalizado es en destacar el hecho de que, para la configuración de su personalidad histórica, fue decisiva la condición fronteriza cambiante que todas las zonas vivieron en una u otra ocasión.​ No obstante, las relaciones no fueron siempre violentas: oscilaron entre el enfrentamiento y la tolerancia, permitiendo activos intercambios demográficos, económicos y culturales. Muy frecuentemente, huestes cristianas fueron empleadas por musulmanes, y viceversa. Sólo en algunas ocasiones decisivas se produjeron enfrentamientos entre extensas coaliciones que respondían nítidamente a la división religiosa. Hasta el siglo XI el predominio fue claramente musulmán. En la Plena Edad Media (el periodo de las cruzadas), entre la conquista de Toledo (1085) y la batalla de las Navas de Tolosa (1212) la situación pasó por distintos puntos de equilibrio, pues los espectaculares avances cristianos conseguidos ante la división andalusí en taifas fueron frenados e incluso revertidos en los momentos en que los imperios norteafricanos almorávide y almohade impusieron su unificación bajo un rigorismo religioso. Las décadas centrales del siglo XIII presenciaron decisivas conquistas cristianas, que dejaron el territorio musulmán reducido al emirato nazarí de Granada, mientras que la estructura territorial peninsular conformaba la denominada "España de los cinco reinos" (el de Granada, el de Portugal, el de Navarra y las Coronas de Castilla y de Aragón).​ En los siguientes dos siglos el proceso reconquistador prácticamente se detuvo, en un contexto de crisis general que incluyó transformaciones estructurales de envergadura (el inicio de la transición del feudalismo al capitalismo), graves conflictos sociales y continuas guerras civiles; mientras surgían las instituciones españolas del Antiguo Régimen, de gran proyección posterior. La unión de los Reyes Católicos y su compleja política matrimonial permitió, en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, la construcción de una Monarquía Hispánica cuya naturaleza y niveles de integración son, en sí mismas, otro problema historiográfico. Simultáneamente se desarrollaba la Era de los Descubrimientos, cuyo primer beneficiario fue Portugal, que para esa época podía ser vista como la primera monarquía autoritaria de Europa occidental en constituir un Estado moderno (o nación-Estado), condición que se disputa con la propia España (de cuyo destino común no se separó hasta 1640) y los reinos de Inglaterra y Francia.​ (es)
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  • Historia medieval de España es la denominación historiográfica de un periodo de más de mil años, entre los siglos V y XV, en el marco territorial completo de la península ibérica, cuya identificación con la España actual ha sido objeto de debate esencialista acerca de qué sea España.​ Como hitos inicial y final suelen considerarse las invasiones germánicas de 409​ y la conquista de Granada de 1492.​ (es)
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