Del Atlántico, ese océano con quien convive Galicia, llegó el fútbol a A Coruña cuando el siglo XX no había terminado de dar sus primeros balbuceos. Fueron los ingleses los que introdujeron en la capital herculina ese nuevo «sport» consistente en perseguir a puntapiés una pelota para hacerla entrar entre tres palos defendidos por un «goal-keeper». Galicia no se resistió al encanto de este nuevo deporte.

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  • Del Atlántico, ese océano con quien convive Galicia, llegó el fútbol a A Coruña cuando el siglo XX no había terminado de dar sus primeros balbuceos. Fueron los ingleses los que introdujeron en la capital herculina ese nuevo «sport» consistente en perseguir a puntapiés una pelota para hacerla entrar entre tres palos defendidos por un «goal-keeper». Galicia no se resistió al encanto de este nuevo deporte. Sin embargo, quien fue realmente el «padre» del fútbol coruñés no tenía apellido británico, sino los de Abalo Abad, y el nombre de José María. Estudiante en Londres, volvió a A Coruña en 1902 con un título universitario y un balón. Fue quien asumió la tarea de enseñar a jugar al fútbol a la juventud coruñesa y quien organizó los primeros enfrentamientos entre jugadores autóctonos que, muy justo es decirlo, fueron los que realmente crearon el fútbol coruñés. Así, mientras prácticamente en todos los equipos ibéricos de aquellos tiempos no era raro ver varios apellidos anglosajones, en los coruñeses lo curioso era encontrarlos. Fue el albero de la Plaza de Toros herculina el primer escenario fijo donde aquellos equipos, diferenciados sólo por el color de la camiseta, jugaron sus primeros partidos «serios». Corría por aquel entonces el año 1904. No mucho después se creó el primer club de fútbol coruñés: el Coruña F.C. También de aquella época datan los primeros encuentros internacionales. La tripulación de los barcos ingleses que recalaban en el puerto herculino eran quienes «examinaban» los progresos de los jóvenes locales, voluntariosos pero inexpertos. La popularidad del fútbol en A Coruña crecía como la espuma, hasta el punto de que pronto la Plaza de Toros se quedó pequeña a los animosos precursores del Coruña F.C. Así, pronto se habilitan los terrenos del llamado como campo de fútbol permanente. Fue el primero que hubo en A Coruña. Pero llegados a este punto es obligado hacer referencia al papel que en este momento empieza a tomar una institución clave en la vida coruñesa de la época y, sobre todo, en la deportiva: . La Sala Calvet era, en los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del XX, el centro deportivo más importante de A Coruña: un gimnasio donde bajo la dirección de se impartía desde la técnica necesaria para batirse en duelo a espada, sable o florete, las especialidades del fundador, hasta las especialidades gimnásticas de la época. En la ciudad de A Coruña, quien quisiera aplicar aquello tan famoso de «mens sana in corpore sano» debía pasar por la Sala Calvet. Es evidente, por tanto, que entre los primeros futbolistas debía haber gran número de alumnos de la sala. Fue precisamente en ese recinto donde surgió el hecho clave para la creación del que andando en el tiempo sería el Deportivo de La Coruña. Cierto día, los futbolistas del Coruña alumnos de la Sala discutieron con los atletas sobre las excelencias de sus respectivos deportes. La discusión subió de tono y se acordó trasladarla al «campo de honor»: los atletas y los futbolistas se enfrentarían en dos partidos de «football» en la Plaza de Toros. La expectación fue inmensa. El resultado, sorprendente: los atletas ganaron el primer encuentro, empataron el segundo, y el entusiasmo fue tal que en 1906 se fundó el Club Deportivo de la Sala Calvet. El R.C.D. de la Coruña había nacido, aunque aún no llevase tal nombre. El primer Presidente fue don Luis Cornide Quiroga y su primera formación deportiva, ante el Coruña el 8 de diciembre de 1906, fue la integrada por Salvador Fojón, Venancio Deus, Juan Long, Ángel Rodríguez, Manuel Álvarez, Daniel Aler, Paco Martínez, Félix de Paz, Virgilio Rodríguez, Juan Manuel López y Martínez Urioste. El envite constaba de dos partes de 40 minutos, pero fue suspendido a 15 minutos del final por falta de luz. Al día siguiente se reanudó la contienda, sin más goles para ninguno de los dos equipos. El capitán fue Manuel Álvarez y los goleadores Virgilio Rodríguez y el propio capitán, para dar la victoria al Deportivo por dos tantos a uno. El 21 de julio de 1907 ganó el equipo de la Sala Calvet (2-1), repitiendo triunfo cuatro días después (5-1). El siguiente choque entre ambos data de 25 de agosto de 1908, pero no hay constancia del resultado. El 27 de septiembre repiten duelo y vuelve a vencer el Deportivo (3-1). En años posteriores continuaron estas contiendas. Es obvio por lo tanto que el primer gran rival fue el otro equipo de la ciudad y, cuando éste fue languideciendo hasta desaparecer, el relevo en la rivalidad lo tomaron los conjuntos de Vigo: primero el Fortuna. Luego, el Celta. Fue precisamente el Fortuna el rival del primer torneo oficial disputado por el C.D. de la Sala Calvet: el Campeonato de Galicia y Asturias de 1907, que se disputa en A Coruña. En él, el Deportivo deja primero en la cuneta al Coruña, pero luego la voluntad y las ganas de los coruñeses poco pueden hacer ante los más experimentados vigueses, que además cuentan con jugadores británicos: 7-1 para los vecinos del sur fue el resultado de ese primer choque oficial. El también logró la victoria, 2-1 ante el Deportivo. La experiencia, sim embargo, había sido más estimulante que otra cosa, y así el Deportivo no hace sino crecer y afianzarse. La afición sigue creciendo hasta el punto de que el Corralón de la Gaiteira se hace pequeño. Pero el Deportivo era ya entonces un equipo económicamente modesto, inaugurando así lo que durante mucho tiempo sería una constante en su existencia, de modo que fue el propio Federico Calvet quien puso el dinero necesario para adquirir los terrenos de Riazor. Esta modestia fue, incluso, la base de la primera rivalidad entre el Deportivo y el Coruña. Así como el Deportivo nació abierto a todos los grupos sociales, si bien había que pagar una cuota por ingresar en la Sala Calvet, el Coruña era tenido por el equipo de las clases acomodadas de la ciudad. A la inauguración del nuevo campo, el ya estadio de Riazor, el 16 de mayo de 1909, fue invitado el gran conjunto gallego de la época, el Fortuna de Vigo, que disputó nada menos que tres amistosos con los locales. El resultado es lo de menos. Baste decir que las 6.000 localidades que el estadio tenía como aforo estuvieron abarrotadas. El fútbol era ya un fenómeno social. Ya antes, el 4 de febrero, el Rey Alfonso XIII, concedió al club el título de Real. En la reunión de la Junta Directiva de 1 de octubre de 1908 se acordó “...trabajar activamente para conseguir que S. M. El Rey Don Alfonso XIII conceda a la sociedad el título de Real Club Deportivo de La Coruña.” Sería cuatro meses después, el 4 de febrero de 1909 cuando el objetivo fue conseguido. Ese día se promulga en Palacio una Real Orden dirigida a la Presidencia del Club Deportivo de la Sala Calvet. Decía así: “Accediendo su Majestad el Rey (qdg.) á lo solicitado por v se há dignado conceder ál Club de su digna Presidencia el título de Real, que podrá ostentar en todos sus documentos.Al propio tiempo, Su Majestad se ha servido aceptar la Presidencia honoraria del mismo, que tan atentamente le ofrecen.” Tres días más tarde y en una reunión de la Junta Directiva del 7 de febrero de 1909, en sesión extraordinaria, el Secretario del Club Deportivo dio cuenta de la Real Orden enviada por el Mayordomo Mayor de Palacio en la que se accedía a la concesión de dicho honor. Las actas reflejaban lo siguiente: “...concediendo a ésta sociedad el título de Real con autorización para usar en todos sus documentos el escudo y armas reales y anunciando a la vez que Su Majestad el Rey se ha dignado aceptar la presidencia honoraria que este Club le había ofrecido en súplica.” Así pues, el 4 de febrero se produciría la concesión, siendo el 7 cuando la celebración de la sesión extraordinaria hizo oficial a todos los efectos el título a favor del Club Deportivo de la Sala Calvet, que desde entonces pasaría a convertirse en “Real Club”; una mera addenda en la denominación que tuvo una gran resonancia en la ciudad, de hecho el documento real estuvo expuesto durante mucho tiempo en la sala de espera del Club en la Plaza de Pontevedra. Las Federaciones Española y Gallega se habían constituido esta temporada y, por tanto, se pensó en dar más seriedad al Campeonato de España, que venía celebrándose desde los primeros años del siglo. El R.C.D. de la Sala Calvet iba, por tanto, a intervenir por primera vez en las eliminatorias provinciales. Su aval era no sólo el título recientemente conquistado, pues entre sus víctimas se encontraban conjuntos como el Internacional, campeón de Portugal, además de casi todos los conjuntos gallegos de la época: María Pita, Industrial, Machaquito... El primer rival fue el Coruña, con el que la rivalidad es ya enconada. Durante muchos de esos primeros años del siglo se reclamó en La Coruña que los equipos de la ciudad uniesen sus fuerzas, pero tal cosa nunca llegó a suceder hasta que el Coruña languideció hasta desaparecer. El Deportivo ganó por 0-1 ese encuentro, y en la eliminatoria final, golea por nada menos que 5-0 al Vigo Sporting. Las puertas para la final del Campeonato de España están abiertas. Los rivales, el Club Español de Madrid y el Fútbol Club Barcelona. El Deportivo sería el encargado de abrir el torneo ante el Club Español de Madrid, equipo ya desaparecido pero que entonces disputaba el predominio capitalino al Real Madrid y al Atlético de Madrid. En este primer choque los deportivistas sorprendieron en ésta su presentación oficial a escena nacional. Los madrileños, por más que lo intentaban, no podían vulnerar la puerta gallega pero, en el último minuto del choque, el portero herculino, De Llano, se lanza a blocar un disparo de la delantera madrileña. En ese momento, el larguero se derrumba sobre su cabeza, y el balón cruza mansamente la línea de gol. Incomprensiblemente el gol fue dado por válido. Cosas del fútbol de aquellos tiempos. La suerte parecía echada, porque el siguiente rival iba a ser nada menos que el Fútbol Club Barcelona. Los catalanes, sin embargo, no llegan a tiempo a la capital por problemas ya olvidados. La Federación Española, evidentemente, intenta descalificar a los catalanes por incomparecencia, lo que automáticamente hubiera dado el subcampeonato de España al Deportivo. Pero el espíritu del fútbol de aquellos tiempos era muy distinto al de hoy. Lo que importaba, más que ganar, era jugar, y el Deportivo se declaró dispuesto a esperar la llegada de los barcelonistas para ganar el partido sobre el césped, y no en los despachos. Así que se esperó, el Barcelona llegó, y aunque agradeció el noble gesto de los deportivistas, hizo valer su superior experiencia y se llevó el encuentro por 5-0, y como luego logró vencer por 3-2 al Club Español de Madrid, se llevó el título. La nobleza deportivista, sim embargo, tuvo su recompensa. La Federación Española igualó a todos los efectos su clasificación con la del Club Español de Madrid y le concedió once medallas de plata, más una subvención de quinientas pesetas de la época. Entre los hombres que han pasado a la historia como protagonistas de la gesta, hay que citar al nombrado De Llano, a Martínez, Long, Ancos, Rajoy, Álvarez, Rodríguez, Paz, Portela... El presidente era José Longueira Díaz. Sólo habían pasado cuatro años desde su fundación, pero el Real Club Deportivo de la Sala Calvet era ya con todo derecho un Grande del fútbol hispano. En 1911 se gana el Campeonato Provincial (Copa Gabino Bugallal) tras ganar al Gimnasio de Santiago por 4-0,​ torneo que se volvería a ganar en 1912​ y 1913,​ obteniendo el trofeo en propiedad por haberlo ganado durante tres años consecutivos.​ Sin embargo, los partidos amistosos seguían formando el grueso del calendario. Algunos, desde luego, son de gran importancia, como los dos encuentros ante el francés (3-0 y 1-1), con el Sporting de Lisboa (3-1, 0-0 y 1-2) o con el de René Petit, pero la mayoría se juegan contra el Coruña F.C., el Vigo Sporting, el Ferrol... Rivales archiconocidos, con lo que poco a poco el fútbol coruñés va perdiendo paulatinamente público e interés. La rivalidad con el Coruña F.C. poco a poco va excediendo el ámbito deportivo. El encuentro entre ambos equipos del Campeonato Provincial de 1911 (que el Deportivo acabaría embolsándose) acaba como el rosario de la aurora y los dirigentes coruñeses anunciaron su negativa a jugar contra «cierto equipo de esta capital». Sin una Federación Gallega en condiciones que pusiera orden (su existencia era más teórica que otra cosa), los campeonatos eran un caos. Y fue ese caos el que motivó la escisión en 1914 en las filas del Real Club Deportivo de La Coruña (pues ya había tomado tal nombre de forma oficial en 1912) que hizo que existieran durante cuatro años dos equipos: el Deportivo y el El primero con la directiva y poco más. El segundo con los jugadores. La razón de este caos fue que los dos equipos de la capital herculina llevaban demasiado tiempo dándose la espalda. El Deportivo jugaba, sobre todo, contra los ferrolanos y el Coruña F.C. contra los vigueses. Tal situación siguió prolongándose hasta 1914, en que los jugadores de uno y otro equipo concertaron un encuentro en Monelos. La directiva deportivista, empantanada en rivalidades de despacho, desautorizó a los jugadores. Estos no hicieron caso, el partido se celebró, y durante cuatro años al correspondió portar la bandera blanquiazul. Magra tarea, en realidad, pues el ambiente futbolístico era bastante monótono. Por fin, en 1918, el y el «otro» Deportivo vuelven a unirse. Curiosamente, el primer gran acontecimiento deportivista de la época tuvo lugar en Vigo. En 1923, tras múltiples conversaciones, los dos equipos más importantes de la ciudad, el Fortuna de Vigo y el Vigo Sporting, decidieron fusionarse en un único club, al que ambos aportarían sus mejores jugadores, y que recibiría el nombre de Celta de Vigo. El problema fue que varios de los mejores jugadores no estuvieron conforme con esa decisión. Luis Otero, olímpico en Amberes y jugador del Vigo Sporting, decidió no ingresar en el nuevo club y tomó el camino de La Coruña. Con él se fueron el portero Isidro, el delantero y el medio Chiarroni. La conmoción en Vigo por la marcha de Luis Otero fue terrible, hasta el punto de que puede decirse que fue su marcha la que encendió la la secular rivalidad entre Celta y Deportivo. Su marcha intentó ser detenida desde instancias federativas al pedir el Celta la suspensión del Deportivo por soborno, lo que retrasaría su debut hasta el 2 de mayo de 1924 en Riazor y frente nada menos que Uruguay. Por esas fechas, de camino para los Juegos Olímpicos de París, la selección uruguaya realizó una gira preparatoria por España. Los uruguayos eran, por entonces, el equipo más potente del mundo, como demostrarían ganando el oro olímpico y después el título mundial de 1930. En sus filas contaban con Héctor Scarone, Pedro Petrone y José Pedro Cea entre otras figuras y habían ganado ampliamente todos sus anteriores encuentros (ante Athletic Club, Real Sociedad y Real Unión de Irún). En A Coruña, evidentemente, no se pensaba en el triunfo, pero el rendimiento dado por el Deportivo y sus nuevos fichajes fue admirable: en el primer encuentro, 2-3; en el segundo, 1-2, y en ambos tras llevar ventaja. En la afición coruñesa no quedó el recuerdo de la derrota, sino que el mejor equipo del mundo se tuvo que esforzar al máximo para vencer al Deportivo. Fueron mejor las cosas ante el conjunto escocés del Dundee United. En el primer encuentro amistoso celebrado el resultado fue de empate a 3-3, goleada por 5-1 en el segundo partido y un nuevo empate a un gol en el tercero. , que había destacado ya contra los uruguayos, fue el autor de los cinco goles del segundo partido y escribió con ellos su primer capítulo en la historia blanquiazul. Tal fue la resonancia de estos encuentros que la Federación Escocesa sancionó al Dundee por desprestigiar su fútbol en el extranjero. El año 1925 comienza ya con rumores de creación de lo que luego sería el Campeonato Nacional de Liga pero, por el momento, la competición se reduce a los Campeonatos Regionales,​ clasificatorios para la Copa del Rey, y a los amistosos. En dicho campeonato el Celta se venga de la marcha de Otero y compañía derrotando al Deportivo por 3-1 en la final. Rozándose ya el término del partido, Paco González falló el penalti que hubiera dado el título al Deportivo, pues en Riazor ya se había ganado 3-1. Los amistosos tuvieron lugar tanto dentro como fuera de Riazor. A Coruña viajó el Boca Juniors argentino, que venció por 0-3 y 0-1. El Deportivo viajó a Portugal, donde venció por 1-4 a la selección de Lisboa y empató 1-1 con el Wiener Sportclub. Luego, en España, se vence por 1-3 al Valencia y Alicante. Se cerró la gira en Riazor, con empate y derrota (0-0 y 0-3) ante Nacional de Uruguay, en el que todos sus miembros eran campeones olímpicos, y victoria por 2-1 ante el Real Madrid. La llegada de es fundamental para la creación de ese estilo que luego se dio en llamar «Escuela coruñesa»: un juego vertical, potente e incisivo, buscando siempre la puerta. En ese primer equipo, a le correspondería el papel de rompedor. Después, a Chacho el de estilista. La Cantera, además, comenzaba a dar grandes frutos. Comienzan a figurar en las alineaciones el gigantesco defensa Solla (medía más de dos metros), Cachán, Pereiro... junto a los ya conocidos ex-vigueses, Joaquín Vázquez... Con este finísimo extremo derecho, llegó a la plantilla el primer campeón de España. Lo fue con el Real Unión de Irún. Con semejante plantel afianzarse como el primer equipo gallego era cuestión de tiempo: el necesario para que comenzase el nuevo Campeonato Regional. Previamente, en el Campeonato de España de aquel año 1926, el Depotivo consigue un éxito cercano al de 1910. El Deportivo, incluido en la fase preliminar en un grupo junto a Real Unión Deportiva y el Fortuna Asturiano, gana su plaza para la fase final superando por nada menos que 9-0 y 1-2 a los asturianos, y 6-2 y 2-3 a los castellanos. Una vez en cuartos, el sorteo le empareja con un rival terrible: el Real Unión de Irún de los Petit, Regueiro y Francisco Gamborena, que en 1927, un año más tarde, sería campeón de España. Poco pueden hacer los animosos deportivistas ante ese gran conjunto, y se pierde por 3-0 en el Stadium Gal y 3-4 en Riazor. Aún con aquella derrota, el porvenir se presenta brillante y muy poco después, en aquel verano de 1926, el Sevilla Fútbol Club de la delantera del miedo y el Real Madrid caían en Riazor. El Real, nada menos que por 7-3 y 5-0. El Celta hace bajar la euforia con dos categóricos triunfos (1-4 y 1-6). Pero ya en choques oficiales, la historia no se repitió. El Celta acabó a cinco puntos del Depor. El título regional da al Deportivo otra oportunidad de jugar la Copa, pero en esta ocasión no se pasó de la fase preliminar. Los coruñeses, de todas formas, realizaron una campaña aceptable haciendo, por ejemplo, un 8-0 a la Real Unión Deportiva (6 goles de ). Tampoco fue mucho mejor en 1928. Se vuelve a ganar el Campeonato Regional, pero en la Copa las dos plazas para la fase final fueron para Celta y Oviedo. El tiempo, de todas formas, jugaba a favor de los coruñeses. El equipo que a la sazón formabán Isidro, Otero, Rey, Basterrechea, Antoñito, Farinha, Vázquez, , Pereiro, Alfredín y Pinilla, con el apoyo de Vasco, Villar, Guillermo, Pombo, Chiarrioni, Fernando, José María, Jiménez, Chicho, Cachán o Viéitez, estaba cada vez más conjuntado y, con vistas a ese nuevo torneo del que tanto se hablaba y que se llamaría Campeonato Nacional de Liga, el Deportivo diera de sí todo lo que sus jugadores llevaban dentro. Todos confiaban que cuando llegara la hora de refrendar en la Liga los grandes resultados de los últimos tiempos, se cumpliría a la perfección, y se llegaría pronto a la Primera División. Estos balbuceos del Campeonato Nacional de Liga fueron también, para el Deportivo, una nueva batalla contra el Celta. , a la sazón presidente de la Federación Española, convocó, en mayo de 1927, diversas reuniones entre los clubes con objeto de organizar el naciente campeonato, y en las que por parte del Deportivo participó . La mayor polémica estribó en quiénes serían los componentes de la Primera División, y los bandos se llamaron maximalistas (los que abogaban por una liga amplia) y minimalistas (que defendían una Primera formada solo por campeones y subcampeones de España). El Celta se alineó con los primeros, el Deportivo con los segundos y aunque vio triunfar su opción, no logró plaza en Primera. Pero esa temporada los equipos gallegos no se enfrentaron salvo en partido oficial, y así se jugó el encuentro más atípico de cuantos se han registrado entre ellos: en el campo vigués de Coya, tocaba al Deportivo defender su liderato del Campeonato Regional. La tensión se trasladó dentro del campo y tras el descanso varios de los jugadores deportivistas abandonaron el terreno. El árbitro, no obstante, entendió que se podía continuar, y el encuentro acabó 13-0 a favor del Celta de Vigo. Con este triste episodio acabó la andadura blanquiazul por la prehistoria de nuestro fútbol. (es)
  • Del Atlántico, ese océano con quien convive Galicia, llegó el fútbol a A Coruña cuando el siglo XX no había terminado de dar sus primeros balbuceos. Fueron los ingleses los que introdujeron en la capital herculina ese nuevo «sport» consistente en perseguir a puntapiés una pelota para hacerla entrar entre tres palos defendidos por un «goal-keeper». Galicia no se resistió al encanto de este nuevo deporte. Sin embargo, quien fue realmente el «padre» del fútbol coruñés no tenía apellido británico, sino los de Abalo Abad, y el nombre de José María. Estudiante en Londres, volvió a A Coruña en 1902 con un título universitario y un balón. Fue quien asumió la tarea de enseñar a jugar al fútbol a la juventud coruñesa y quien organizó los primeros enfrentamientos entre jugadores autóctonos que, muy justo es decirlo, fueron los que realmente crearon el fútbol coruñés. Así, mientras prácticamente en todos los equipos ibéricos de aquellos tiempos no era raro ver varios apellidos anglosajones, en los coruñeses lo curioso era encontrarlos. Fue el albero de la Plaza de Toros herculina el primer escenario fijo donde aquellos equipos, diferenciados sólo por el color de la camiseta, jugaron sus primeros partidos «serios». Corría por aquel entonces el año 1904. No mucho después se creó el primer club de fútbol coruñés: el Coruña F.C. También de aquella época datan los primeros encuentros internacionales. La tripulación de los barcos ingleses que recalaban en el puerto herculino eran quienes «examinaban» los progresos de los jóvenes locales, voluntariosos pero inexpertos. La popularidad del fútbol en A Coruña crecía como la espuma, hasta el punto de que pronto la Plaza de Toros se quedó pequeña a los animosos precursores del Coruña F.C. Así, pronto se habilitan los terrenos del llamado como campo de fútbol permanente. Fue el primero que hubo en A Coruña. Pero llegados a este punto es obligado hacer referencia al papel que en este momento empieza a tomar una institución clave en la vida coruñesa de la época y, sobre todo, en la deportiva: . La Sala Calvet era, en los últimos años del siglo XIX y el primer tercio del XX, el centro deportivo más importante de A Coruña: un gimnasio donde bajo la dirección de se impartía desde la técnica necesaria para batirse en duelo a espada, sable o florete, las especialidades del fundador, hasta las especialidades gimnásticas de la época. En la ciudad de A Coruña, quien quisiera aplicar aquello tan famoso de «mens sana in corpore sano» debía pasar por la Sala Calvet. Es evidente, por tanto, que entre los primeros futbolistas debía haber gran número de alumnos de la sala. Fue precisamente en ese recinto donde surgió el hecho clave para la creación del que andando en el tiempo sería el Deportivo de La Coruña. Cierto día, los futbolistas del Coruña alumnos de la Sala discutieron con los atletas sobre las excelencias de sus respectivos deportes. La discusión subió de tono y se acordó trasladarla al «campo de honor»: los atletas y los futbolistas se enfrentarían en dos partidos de «football» en la Plaza de Toros. La expectación fue inmensa. El resultado, sorprendente: los atletas ganaron el primer encuentro, empataron el segundo, y el entusiasmo fue tal que en 1906 se fundó el Club Deportivo de la Sala Calvet. El R.C.D. de la Coruña había nacido, aunque aún no llevase tal nombre. El primer Presidente fue don Luis Cornide Quiroga y su primera formación deportiva, ante el Coruña el 8 de diciembre de 1906, fue la integrada por Salvador Fojón, Venancio Deus, Juan Long, Ángel Rodríguez, Manuel Álvarez, Daniel Aler, Paco Martínez, Félix de Paz, Virgilio Rodríguez, Juan Manuel López y Martínez Urioste. El envite constaba de dos partes de 40 minutos, pero fue suspendido a 15 minutos del final por falta de luz. Al día siguiente se reanudó la contienda, sin más goles para ninguno de los dos equipos. El capitán fue Manuel Álvarez y los goleadores Virgilio Rodríguez y el propio capitán, para dar la victoria al Deportivo por dos tantos a uno. El 21 de julio de 1907 ganó el equipo de la Sala Calvet (2-1), repitiendo triunfo cuatro días después (5-1). El siguiente choque entre ambos data de 25 de agosto de 1908, pero no hay constancia del resultado. El 27 de septiembre repiten duelo y vuelve a vencer el Deportivo (3-1). En años posteriores continuaron estas contiendas. Es obvio por lo tanto que el primer gran rival fue el otro equipo de la ciudad y, cuando éste fue languideciendo hasta desaparecer, el relevo en la rivalidad lo tomaron los conjuntos de Vigo: primero el Fortuna. Luego, el Celta. Fue precisamente el Fortuna el rival del primer torneo oficial disputado por el C.D. de la Sala Calvet: el Campeonato de Galicia y Asturias de 1907, que se disputa en A Coruña. En él, el Deportivo deja primero en la cuneta al Coruña, pero luego la voluntad y las ganas de los coruñeses poco pueden hacer ante los más experimentados vigueses, que además cuentan con jugadores británicos: 7-1 para los vecinos del sur fue el resultado de ese primer choque oficial. El también logró la victoria, 2-1 ante el Deportivo. La experiencia, sim embargo, había sido más estimulante que otra cosa, y así el Deportivo no hace sino crecer y afianzarse. La afición sigue creciendo hasta el punto de que el Corralón de la Gaiteira se hace pequeño. Pero el Deportivo era ya entonces un equipo económicamente modesto, inaugurando así lo que durante mucho tiempo sería una constante en su existencia, de modo que fue el propio Federico Calvet quien puso el dinero necesario para adquirir los terrenos de Riazor. Esta modestia fue, incluso, la base de la primera rivalidad entre el Deportivo y el Coruña. Así como el Deportivo nació abierto a todos los grupos sociales, si bien había que pagar una cuota por ingresar en la Sala Calvet, el Coruña era tenido por el equipo de las clases acomodadas de la ciudad. A la inauguración del nuevo campo, el ya estadio de Riazor, el 16 de mayo de 1909, fue invitado el gran conjunto gallego de la época, el Fortuna de Vigo, que disputó nada menos que tres amistosos con los locales. El resultado es lo de menos. Baste decir que las 6.000 localidades que el estadio tenía como aforo estuvieron abarrotadas. El fútbol era ya un fenómeno social. Ya antes, el 4 de febrero, el Rey Alfonso XIII, concedió al club el título de Real. En la reunión de la Junta Directiva de 1 de octubre de 1908 se acordó “...trabajar activamente para conseguir que S. M. El Rey Don Alfonso XIII conceda a la sociedad el título de Real Club Deportivo de La Coruña.” Sería cuatro meses después, el 4 de febrero de 1909 cuando el objetivo fue conseguido. Ese día se promulga en Palacio una Real Orden dirigida a la Presidencia del Club Deportivo de la Sala Calvet. Decía así: “Accediendo su Majestad el Rey (qdg.) á lo solicitado por v se há dignado conceder ál Club de su digna Presidencia el título de Real, que podrá ostentar en todos sus documentos.Al propio tiempo, Su Majestad se ha servido aceptar la Presidencia honoraria del mismo, que tan atentamente le ofrecen.” Tres días más tarde y en una reunión de la Junta Directiva del 7 de febrero de 1909, en sesión extraordinaria, el Secretario del Club Deportivo dio cuenta de la Real Orden enviada por el Mayordomo Mayor de Palacio en la que se accedía a la concesión de dicho honor. Las actas reflejaban lo siguiente: “...concediendo a ésta sociedad el título de Real con autorización para usar en todos sus documentos el escudo y armas reales y anunciando a la vez que Su Majestad el Rey se ha dignado aceptar la presidencia honoraria que este Club le había ofrecido en súplica.” Así pues, el 4 de febrero se produciría la concesión, siendo el 7 cuando la celebración de la sesión extraordinaria hizo oficial a todos los efectos el título a favor del Club Deportivo de la Sala Calvet, que desde entonces pasaría a convertirse en “Real Club”; una mera addenda en la denominación que tuvo una gran resonancia en la ciudad, de hecho el documento real estuvo expuesto durante mucho tiempo en la sala de espera del Club en la Plaza de Pontevedra. Las Federaciones Española y Gallega se habían constituido esta temporada y, por tanto, se pensó en dar más seriedad al Campeonato de España, que venía celebrándose desde los primeros años del siglo. El R.C.D. de la Sala Calvet iba, por tanto, a intervenir por primera vez en las eliminatorias provinciales. Su aval era no sólo el título recientemente conquistado, pues entre sus víctimas se encontraban conjuntos como el Internacional, campeón de Portugal, además de casi todos los conjuntos gallegos de la época: María Pita, Industrial, Machaquito... El primer rival fue el Coruña, con el que la rivalidad es ya enconada. Durante muchos de esos primeros años del siglo se reclamó en La Coruña que los equipos de la ciudad uniesen sus fuerzas, pero tal cosa nunca llegó a suceder hasta que el Coruña languideció hasta desaparecer. El Deportivo ganó por 0-1 ese encuentro, y en la eliminatoria final, golea por nada menos que 5-0 al Vigo Sporting. Las puertas para la final del Campeonato de España están abiertas. Los rivales, el Club Español de Madrid y el Fútbol Club Barcelona. El Deportivo sería el encargado de abrir el torneo ante el Club Español de Madrid, equipo ya desaparecido pero que entonces disputaba el predominio capitalino al Real Madrid y al Atlético de Madrid. En este primer choque los deportivistas sorprendieron en ésta su presentación oficial a escena nacional. Los madrileños, por más que lo intentaban, no podían vulnerar la puerta gallega pero, en el último minuto del choque, el portero herculino, De Llano, se lanza a blocar un disparo de la delantera madrileña. En ese momento, el larguero se derrumba sobre su cabeza, y el balón cruza mansamente la línea de gol. Incomprensiblemente el gol fue dado por válido. Cosas del fútbol de aquellos tiempos. La suerte parecía echada, porque el siguiente rival iba a ser nada menos que el Fútbol Club Barcelona. Los catalanes, sin embargo, no llegan a tiempo a la capital por problemas ya olvidados. La Federación Española, evidentemente, intenta descalificar a los catalanes por incomparecencia, lo que automáticamente hubiera dado el subcampeonato de España al Deportivo. Pero el espíritu del fútbol de aquellos tiempos era muy distinto al de hoy. Lo que importaba, más que ganar, era jugar, y el Deportivo se declaró dispuesto a esperar la llegada de los barcelonistas para ganar el partido sobre el césped, y no en los despachos. Así que se esperó, el Barcelona llegó, y aunque agradeció el noble gesto de los deportivistas, hizo valer su superior experiencia y se llevó el encuentro por 5-0, y como luego logró vencer por 3-2 al Club Español de Madrid, se llevó el título. La nobleza deportivista, sim embargo, tuvo su recompensa. La Federación Española igualó a todos los efectos su clasificación con la del Club Español de Madrid y le concedió once medallas de plata, más una subvención de quinientas pesetas de la época. Entre los hombres que han pasado a la historia como protagonistas de la gesta, hay que citar al nombrado De Llano, a Martínez, Long, Ancos, Rajoy, Álvarez, Rodríguez, Paz, Portela... El presidente era José Longueira Díaz. Sólo habían pasado cuatro años desde su fundación, pero el Real Club Deportivo de la Sala Calvet era ya con todo derecho un Grande del fútbol hispano. En 1911 se gana el Campeonato Provincial (Copa Gabino Bugallal) tras ganar al Gimnasio de Santiago por 4-0,​ torneo que se volvería a ganar en 1912​ y 1913,​ obteniendo el trofeo en propiedad por haberlo ganado durante tres años consecutivos.​ Sin embargo, los partidos amistosos seguían formando el grueso del calendario. Algunos, desde luego, son de gran importancia, como los dos encuentros ante el francés (3-0 y 1-1), con el Sporting de Lisboa (3-1, 0-0 y 1-2) o con el de René Petit, pero la mayoría se juegan contra el Coruña F.C., el Vigo Sporting, el Ferrol... Rivales archiconocidos, con lo que poco a poco el fútbol coruñés va perdiendo paulatinamente público e interés. La rivalidad con el Coruña F.C. poco a poco va excediendo el ámbito deportivo. El encuentro entre ambos equipos del Campeonato Provincial de 1911 (que el Deportivo acabaría embolsándose) acaba como el rosario de la aurora y los dirigentes coruñeses anunciaron su negativa a jugar contra «cierto equipo de esta capital». Sin una Federación Gallega en condiciones que pusiera orden (su existencia era más teórica que otra cosa), los campeonatos eran un caos. Y fue ese caos el que motivó la escisión en 1914 en las filas del Real Club Deportivo de La Coruña (pues ya había tomado tal nombre de forma oficial en 1912) que hizo que existieran durante cuatro años dos equipos: el Deportivo y el El primero con la directiva y poco más. El segundo con los jugadores. La razón de este caos fue que los dos equipos de la capital herculina llevaban demasiado tiempo dándose la espalda. El Deportivo jugaba, sobre todo, contra los ferrolanos y el Coruña F.C. contra los vigueses. Tal situación siguió prolongándose hasta 1914, en que los jugadores de uno y otro equipo concertaron un encuentro en Monelos. La directiva deportivista, empantanada en rivalidades de despacho, desautorizó a los jugadores. Estos no hicieron caso, el partido se celebró, y durante cuatro años al correspondió portar la bandera blanquiazul. Magra tarea, en realidad, pues el ambiente futbolístico era bastante monótono. Por fin, en 1918, el y el «otro» Deportivo vuelven a unirse. Curiosamente, el primer gran acontecimiento deportivista de la época tuvo lugar en Vigo. En 1923, tras múltiples conversaciones, los dos equipos más importantes de la ciudad, el Fortuna de Vigo y el Vigo Sporting, decidieron fusionarse en un único club, al que ambos aportarían sus mejores jugadores, y que recibiría el nombre de Celta de Vigo. El problema fue que varios de los mejores jugadores no estuvieron conforme con esa decisión. Luis Otero, olímpico en Amberes y jugador del Vigo Sporting, decidió no ingresar en el nuevo club y tomó el camino de La Coruña. Con él se fueron el portero Isidro, el delantero y el medio Chiarroni. La conmoción en Vigo por la marcha de Luis Otero fue terrible, hasta el punto de que puede decirse que fue su marcha la que encendió la la secular rivalidad entre Celta y Deportivo. Su marcha intentó ser detenida desde instancias federativas al pedir el Celta la suspensión del Deportivo por soborno, lo que retrasaría su debut hasta el 2 de mayo de 1924 en Riazor y frente nada menos que Uruguay. Por esas fechas, de camino para los Juegos Olímpicos de París, la selección uruguaya realizó una gira preparatoria por España. Los uruguayos eran, por entonces, el equipo más potente del mundo, como demostrarían ganando el oro olímpico y después el título mundial de 1930. En sus filas contaban con Héctor Scarone, Pedro Petrone y José Pedro Cea entre otras figuras y habían ganado ampliamente todos sus anteriores encuentros (ante Athletic Club, Real Sociedad y Real Unión de Irún). En A Coruña, evidentemente, no se pensaba en el triunfo, pero el rendimiento dado por el Deportivo y sus nuevos fichajes fue admirable: en el primer encuentro, 2-3; en el segundo, 1-2, y en ambos tras llevar ventaja. En la afición coruñesa no quedó el recuerdo de la derrota, sino que el mejor equipo del mundo se tuvo que esforzar al máximo para vencer al Deportivo. Fueron mejor las cosas ante el conjunto escocés del Dundee United. En el primer encuentro amistoso celebrado el resultado fue de empate a 3-3, goleada por 5-1 en el segundo partido y un nuevo empate a un gol en el tercero. , que había destacado ya contra los uruguayos, fue el autor de los cinco goles del segundo partido y escribió con ellos su primer capítulo en la historia blanquiazul. Tal fue la resonancia de estos encuentros que la Federación Escocesa sancionó al Dundee por desprestigiar su fútbol en el extranjero. El año 1925 comienza ya con rumores de creación de lo que luego sería el Campeonato Nacional de Liga pero, por el momento, la competición se reduce a los Campeonatos Regionales,​ clasificatorios para la Copa del Rey, y a los amistosos. En dicho campeonato el Celta se venga de la marcha de Otero y compañía derrotando al Deportivo por 3-1 en la final. Rozándose ya el término del partido, Paco González falló el penalti que hubiera dado el título al Deportivo, pues en Riazor ya se había ganado 3-1. Los amistosos tuvieron lugar tanto dentro como fuera de Riazor. A Coruña viajó el Boca Juniors argentino, que venció por 0-3 y 0-1. El Deportivo viajó a Portugal, donde venció por 1-4 a la selección de Lisboa y empató 1-1 con el Wiener Sportclub. Luego, en España, se vence por 1-3 al Valencia y Alicante. Se cerró la gira en Riazor, con empate y derrota (0-0 y 0-3) ante Nacional de Uruguay, en el que todos sus miembros eran campeones olímpicos, y victoria por 2-1 ante el Real Madrid. La llegada de es fundamental para la creación de ese estilo que luego se dio en llamar «Escuela coruñesa»: un juego vertical, potente e incisivo, buscando siempre la puerta. En ese primer equipo, a le correspondería el papel de rompedor. Después, a Chacho el de estilista. La Cantera, además, comenzaba a dar grandes frutos. Comienzan a figurar en las alineaciones el gigantesco defensa Solla (medía más de dos metros), Cachán, Pereiro... junto a los ya conocidos ex-vigueses, Joaquín Vázquez... Con este finísimo extremo derecho, llegó a la plantilla el primer campeón de España. Lo fue con el Real Unión de Irún. Con semejante plantel afianzarse como el primer equipo gallego era cuestión de tiempo: el necesario para que comenzase el nuevo Campeonato Regional. Previamente, en el Campeonato de España de aquel año 1926, el Depotivo consigue un éxito cercano al de 1910. El Deportivo, incluido en la fase preliminar en un grupo junto a Real Unión Deportiva y el Fortuna Asturiano, gana su plaza para la fase final superando por nada menos que 9-0 y 1-2 a los asturianos, y 6-2 y 2-3 a los castellanos. Una vez en cuartos, el sorteo le empareja con un rival terrible: el Real Unión de Irún de los Petit, Regueiro y Francisco Gamborena, que en 1927, un año más tarde, sería campeón de España. Poco pueden hacer los animosos deportivistas ante ese gran conjunto, y se pierde por 3-0 en el Stadium Gal y 3-4 en Riazor. Aún con aquella derrota, el porvenir se presenta brillante y muy poco después, en aquel verano de 1926, el Sevilla Fútbol Club de la delantera del miedo y el Real Madrid caían en Riazor. El Real, nada menos que por 7-3 y 5-0. El Celta hace bajar la euforia con dos categóricos triunfos (1-4 y 1-6). Pero ya en choques oficiales, la historia no se repitió. El Celta acabó a cinco puntos del Depor. El título regional da al Deportivo otra oportunidad de jugar la Copa, pero en esta ocasión no se pasó de la fase preliminar. Los coruñeses, de todas formas, realizaron una campaña aceptable haciendo, por ejemplo, un 8-0 a la Real Unión Deportiva (6 goles de ). Tampoco fue mucho mejor en 1928. Se vuelve a ganar el Campeonato Regional, pero en la Copa las dos plazas para la fase final fueron para Celta y Oviedo. El tiempo, de todas formas, jugaba a favor de los coruñeses. El equipo que a la sazón formabán Isidro, Otero, Rey, Basterrechea, Antoñito, Farinha, Vázquez, , Pereiro, Alfredín y Pinilla, con el apoyo de Vasco, Villar, Guillermo, Pombo, Chiarrioni, Fernando, José María, Jiménez, Chicho, Cachán o Viéitez, estaba cada vez más conjuntado y, con vistas a ese nuevo torneo del que tanto se hablaba y que se llamaría Campeonato Nacional de Liga, el Deportivo diera de sí todo lo que sus jugadores llevaban dentro. Todos confiaban que cuando llegara la hora de refrendar en la Liga los grandes resultados de los últimos tiempos, se cumpliría a la perfección, y se llegaría pronto a la Primera División. Estos balbuceos del Campeonato Nacional de Liga fueron también, para el Deportivo, una nueva batalla contra el Celta. , a la sazón presidente de la Federación Española, convocó, en mayo de 1927, diversas reuniones entre los clubes con objeto de organizar el naciente campeonato, y en las que por parte del Deportivo participó . La mayor polémica estribó en quiénes serían los componentes de la Primera División, y los bandos se llamaron maximalistas (los que abogaban por una liga amplia) y minimalistas (que defendían una Primera formada solo por campeones y subcampeones de España). El Celta se alineó con los primeros, el Deportivo con los segundos y aunque vio triunfar su opción, no logró plaza en Primera. Pero esa temporada los equipos gallegos no se enfrentaron salvo en partido oficial, y así se jugó el encuentro más atípico de cuantos se han registrado entre ellos: en el campo vigués de Coya, tocaba al Deportivo defender su liderato del Campeonato Regional. La tensión se trasladó dentro del campo y tras el descanso varios de los jugadores deportivistas abandonaron el terreno. El árbitro, no obstante, entendió que se podía continuar, y el encuentro acabó 13-0 a favor del Celta de Vigo. Con este triste episodio acabó la andadura blanquiazul por la prehistoria de nuestro fútbol. (es)
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  • Del Atlántico, ese océano con quien convive Galicia, llegó el fútbol a A Coruña cuando el siglo XX no había terminado de dar sus primeros balbuceos. Fueron los ingleses los que introdujeron en la capital herculina ese nuevo «sport» consistente en perseguir a puntapiés una pelota para hacerla entrar entre tres palos defendidos por un «goal-keeper». Galicia no se resistió al encanto de este nuevo deporte. (es)
  • Del Atlántico, ese océano con quien convive Galicia, llegó el fútbol a A Coruña cuando el siglo XX no había terminado de dar sus primeros balbuceos. Fueron los ingleses los que introdujeron en la capital herculina ese nuevo «sport» consistente en perseguir a puntapiés una pelota para hacerla entrar entre tres palos defendidos por un «goal-keeper». Galicia no se resistió al encanto de este nuevo deporte. (es)
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  • Historia del Real Club Deportivo de La Coruña (es)
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