El término fascista, y más habitualmente sus síncopas coloquiales facha o facho,​​ se utiliza en sentido peyorativo para aludir a personas de ideología fascista. Aunque el término original, en sentido estricto, se refiere a ideologías fascistas, su uso coloquial lo ha extendido de forma que hoy se usa para aludir con tinte peyorativo a los oponentes ideológicos aunque su ideología no sea fascista. También se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista, con independencia de si la persona o grupo así calificado se reconoce o no como fascista. En algún caso se ha aplicado a personajes históricos que vivieron antes de la aparición del fascismo.​​

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  • El término fascista, y más habitualmente sus síncopas coloquiales facha o facho,​​ se utiliza en sentido peyorativo para aludir a personas de ideología fascista. Aunque el término original, en sentido estricto, se refiere a ideologías fascistas, su uso coloquial lo ha extendido de forma que hoy se usa para aludir con tinte peyorativo a los oponentes ideológicos aunque su ideología no sea fascista. También se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista, con independencia de si la persona o grupo así calificado se reconoce o no como fascista. En algún caso se ha aplicado a personajes históricos que vivieron antes de la aparición del fascismo.​​ Con independencia de su origen, el abuso del término "fascista" ha sido denunciado en varias ocasiones. Como señaló el historiador Stanley G. Payne: En el sentido más amplio, por supuesto, «fascista» es simplemente el término del que más se abusa popularmente y su uso indica únicamente que, sea lo que sea a lo que haga referencia, «desagrada» al que lo pronuncia, como dice Gottfried. De ahí que periodistas y comentaristas hayan recurrido de inmediato a aplicar la palabra que empieza por «f» a Donald Trump, aunque a veces han admitido que realmente no sabían qué era lo que podría significar. Al nivel más común del discurso izquierdista, «fascismo» suele implicar meramente «no lograr estar en consonancia con los cambios introducidos mucho después de la Segunda Guerra Mundial». La trivialización es absurda, pero habitual.​ Ya en 1944 el término se había extendido tanto en su uso que el ensayista y novelista británico George Orwell escribió: Aunque cuando usamos el término 'fascismo' al describir Alemania o Japón o la Italia de Mussolini, sabemos más o menos que significa. Es en la política interna donde el término ha perdido los últimos vestigios de su significado. Por ejemplo si miras la prensa encontrarás que no hay quien —y por supuesto ningún partido político u organización— no haya sido denunciado por ser fascista durante los últimos diez años. (...) Parecería que, tal como se usa, la palabra «fascismo» ha quedado casi totalmente desprovista de sentido. En las conversaciones, por supuesto, se usa casi más ampliamente que en prensa. La he oído aplicada a granjeros, tenderos, al Crédito Social, al castigo corporal, a la caza del zorro, a las corridas de toros, al Comité 1922, al Comité 1941, a Kipling, a Gandhi, a Chiang Kai-Shek, a la homosexualidad, a las transmisiones de Priestley, a los albergues juveniles, a la astrología, a las mujeres, a los perros y a no sé cuántas cosas más. (...) Lo más que podemos hacer por el momento es usar la palabra con circunspección y no, como se suele hacer, degradarlo al nivel de una palabrota.​​ Más recientemente, en 2018, el Huffington Post publicó la siguiente reflexión: Facha es el comodín del que se tira en cuanto se quiere concluir una discusión por la vía rápida, el ataque más duro que se puede dirigir contra alguien que defienda ideas de derechas o, más recientemente, incluso de izquierdas. Es la bala dialéctica que se dispara a las primeras de cambio en cualquier conversación política, social e incluso deportiva.​ Según José María Marco, este uso del término fue parte de una campaña de propaganda de la URSS, que lo utilizó para señalar a todo aquel que no simpatizara con el comunismo. No importaba el anacronismo, la injusticia o el disloque, sino el mensaje.​ Términos como «nazi», «franquista», «fujimorista» o «pinochetista» se utilizan con intención similar.[cita requerida] (es)
  • El término fascista, y más habitualmente sus síncopas coloquiales facha o facho,​​ se utiliza en sentido peyorativo para aludir a personas de ideología fascista. Aunque el término original, en sentido estricto, se refiere a ideologías fascistas, su uso coloquial lo ha extendido de forma que hoy se usa para aludir con tinte peyorativo a los oponentes ideológicos aunque su ideología no sea fascista. También se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista, con independencia de si la persona o grupo así calificado se reconoce o no como fascista. En algún caso se ha aplicado a personajes históricos que vivieron antes de la aparición del fascismo.​​ Con independencia de su origen, el abuso del término "fascista" ha sido denunciado en varias ocasiones. Como señaló el historiador Stanley G. Payne: En el sentido más amplio, por supuesto, «fascista» es simplemente el término del que más se abusa popularmente y su uso indica únicamente que, sea lo que sea a lo que haga referencia, «desagrada» al que lo pronuncia, como dice Gottfried. De ahí que periodistas y comentaristas hayan recurrido de inmediato a aplicar la palabra que empieza por «f» a Donald Trump, aunque a veces han admitido que realmente no sabían qué era lo que podría significar. Al nivel más común del discurso izquierdista, «fascismo» suele implicar meramente «no lograr estar en consonancia con los cambios introducidos mucho después de la Segunda Guerra Mundial». La trivialización es absurda, pero habitual.​ Ya en 1944 el término se había extendido tanto en su uso que el ensayista y novelista británico George Orwell escribió: Aunque cuando usamos el término 'fascismo' al describir Alemania o Japón o la Italia de Mussolini, sabemos más o menos que significa. Es en la política interna donde el término ha perdido los últimos vestigios de su significado. Por ejemplo si miras la prensa encontrarás que no hay quien —y por supuesto ningún partido político u organización— no haya sido denunciado por ser fascista durante los últimos diez años. (...) Parecería que, tal como se usa, la palabra «fascismo» ha quedado casi totalmente desprovista de sentido. En las conversaciones, por supuesto, se usa casi más ampliamente que en prensa. La he oído aplicada a granjeros, tenderos, al Crédito Social, al castigo corporal, a la caza del zorro, a las corridas de toros, al Comité 1922, al Comité 1941, a Kipling, a Gandhi, a Chiang Kai-Shek, a la homosexualidad, a las transmisiones de Priestley, a los albergues juveniles, a la astrología, a las mujeres, a los perros y a no sé cuántas cosas más. (...) Lo más que podemos hacer por el momento es usar la palabra con circunspección y no, como se suele hacer, degradarlo al nivel de una palabrota.​​ Más recientemente, en 2018, el Huffington Post publicó la siguiente reflexión: Facha es el comodín del que se tira en cuanto se quiere concluir una discusión por la vía rápida, el ataque más duro que se puede dirigir contra alguien que defienda ideas de derechas o, más recientemente, incluso de izquierdas. Es la bala dialéctica que se dispara a las primeras de cambio en cualquier conversación política, social e incluso deportiva.​ Según José María Marco, este uso del término fue parte de una campaña de propaganda de la URSS, que lo utilizó para señalar a todo aquel que no simpatizara con el comunismo. No importaba el anacronismo, la injusticia o el disloque, sino el mensaje.​ Términos como «nazi», «franquista», «fujimorista» o «pinochetista» se utilizan con intención similar.[cita requerida] (es)
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  • El término fascista, y más habitualmente sus síncopas coloquiales facha o facho,​​ se utiliza en sentido peyorativo para aludir a personas de ideología fascista. Aunque el término original, en sentido estricto, se refiere a ideologías fascistas, su uso coloquial lo ha extendido de forma que hoy se usa para aludir con tinte peyorativo a los oponentes ideológicos aunque su ideología no sea fascista. También se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista, con independencia de si la persona o grupo así calificado se reconoce o no como fascista. En algún caso se ha aplicado a personajes históricos que vivieron antes de la aparición del fascismo.​​ (es)
  • El término fascista, y más habitualmente sus síncopas coloquiales facha o facho,​​ se utiliza en sentido peyorativo para aludir a personas de ideología fascista. Aunque el término original, en sentido estricto, se refiere a ideologías fascistas, su uso coloquial lo ha extendido de forma que hoy se usa para aludir con tinte peyorativo a los oponentes ideológicos aunque su ideología no sea fascista. También se utiliza para referirse a cualquier dirigente o gobierno totalitario, autoritario o nacionalista, con independencia de si la persona o grupo así calificado se reconoce o no como fascista. En algún caso se ha aplicado a personajes históricos que vivieron antes de la aparición del fascismo.​​ (es)
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  • Fascista (adjetivo) (es)
  • Fascista (adjetivo) (es)
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