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- Los fantasmas en las religiones mesopotámicas son los fantasmas o espíritus merodeadores de las religiones de Sumeria, Babilonia, Asiria y otros estados tempranos de Mesopotamia. Existen muchas referencias en la literatura antigua y las huellas de estas creencias han sobrevivido en las posteriores religiones abrahámicas que llegaron a dominar la región. Este concepto de fantasmas o espectros merodeadores en las religiones del Antiguo Oriente Próximo es comparable a las sombras de los fallecidos en el Inframundo de la mitología de la Antigüedad clásica. Las sombras o espíritus de los fallecidos eran conocidos como gidim (GIDIM) en sumerio y como eṭemmu en acadio. La palabra sumeria puede analizarse como compuesta por gig "estar enfermo" y dim3 "demonio" o por gi6 "negro" y dim4 "acercarse". Estos seres sobrenaturales estaban considerados en las creencias religiosas mesopotámicas, similares a los demonios, con capacidades sobrehumanas análogas a las de los dioses, como su inteligencia, poder o inmortalidad, pero sin llegar a su nivel. Aunque no han aparecido en las listas mesopotámicas de dioses, se les clasificaba como divinos, pues llevaban a veces delante de su nombre el signo de la estrella cuneiforme como "clasificador" de divinidad. Se creía que los gidim o etemmu se creaban en el momento de la muerte, tomando la memoria y la personalidad de la persona fallecida. Viajaban al inframundo, al Irkalla, en donde se les clasificaba y les asignaba una posición, llevando una existencia, similar en algunos aspectos, a la de los vivos. Se esperaba que los familiares de los muertos hiciesen ofrendas de comida y bebida a los fallecidos para aliviar sus condiciones. Si no lo hacían así, los fantasmas podrían infligirles desgracias y enfermedades en su vida. Si pertenecían a personas fallecidas por muerte violenta o habían tenido un rito funerario deficiente, los fantasmas se remontaban del inframundo y podían causarles también tormentos, desgracias o enfermedades. Se podían introducir por el oído y podían causar trastornos mentales. Para luchar contra estos efectos, se recurría a la "mano de espectro" (qat etemmi) para los rituales y prácticas mágicas. No se recomendaba evocar a los etemmu para practicar la nigromancia, ya que a menudo se volvían contra los que les llamaban. En Babilonia, el fantasma más temible era el de una mujer que hubiese muerto durante el parto. Era compadecido y temido, pues su pena le había enloquecido, estando condenado a llorar en la oscuridad, aferrándose su impureza como un veneno. Las prácticas curativas tradicionales atribuían una gran variedad de enfermedades por la acción de los fantasmas, mientras que otras, eran causadas por los dioses o los demonios. (es)
- Los fantasmas en las religiones mesopotámicas son los fantasmas o espíritus merodeadores de las religiones de Sumeria, Babilonia, Asiria y otros estados tempranos de Mesopotamia. Existen muchas referencias en la literatura antigua y las huellas de estas creencias han sobrevivido en las posteriores religiones abrahámicas que llegaron a dominar la región. Este concepto de fantasmas o espectros merodeadores en las religiones del Antiguo Oriente Próximo es comparable a las sombras de los fallecidos en el Inframundo de la mitología de la Antigüedad clásica. Las sombras o espíritus de los fallecidos eran conocidos como gidim (GIDIM) en sumerio y como eṭemmu en acadio. La palabra sumeria puede analizarse como compuesta por gig "estar enfermo" y dim3 "demonio" o por gi6 "negro" y dim4 "acercarse". Estos seres sobrenaturales estaban considerados en las creencias religiosas mesopotámicas, similares a los demonios, con capacidades sobrehumanas análogas a las de los dioses, como su inteligencia, poder o inmortalidad, pero sin llegar a su nivel. Aunque no han aparecido en las listas mesopotámicas de dioses, se les clasificaba como divinos, pues llevaban a veces delante de su nombre el signo de la estrella cuneiforme como "clasificador" de divinidad. Se creía que los gidim o etemmu se creaban en el momento de la muerte, tomando la memoria y la personalidad de la persona fallecida. Viajaban al inframundo, al Irkalla, en donde se les clasificaba y les asignaba una posición, llevando una existencia, similar en algunos aspectos, a la de los vivos. Se esperaba que los familiares de los muertos hiciesen ofrendas de comida y bebida a los fallecidos para aliviar sus condiciones. Si no lo hacían así, los fantasmas podrían infligirles desgracias y enfermedades en su vida. Si pertenecían a personas fallecidas por muerte violenta o habían tenido un rito funerario deficiente, los fantasmas se remontaban del inframundo y podían causarles también tormentos, desgracias o enfermedades. Se podían introducir por el oído y podían causar trastornos mentales. Para luchar contra estos efectos, se recurría a la "mano de espectro" (qat etemmi) para los rituales y prácticas mágicas. No se recomendaba evocar a los etemmu para practicar la nigromancia, ya que a menudo se volvían contra los que les llamaban. En Babilonia, el fantasma más temible era el de una mujer que hubiese muerto durante el parto. Era compadecido y temido, pues su pena le había enloquecido, estando condenado a llorar en la oscuridad, aferrándose su impureza como un veneno. Las prácticas curativas tradicionales atribuían una gran variedad de enfermedades por la acción de los fantasmas, mientras que otras, eran causadas por los dioses o los demonios. (es)
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- Los fantasmas en las religiones mesopotámicas son los fantasmas o espíritus merodeadores de las religiones de Sumeria, Babilonia, Asiria y otros estados tempranos de Mesopotamia. Existen muchas referencias en la literatura antigua y las huellas de estas creencias han sobrevivido en las posteriores religiones abrahámicas que llegaron a dominar la región. En Babilonia, el fantasma más temible era el de una mujer que hubiese muerto durante el parto. Era compadecido y temido, pues su pena le había enloquecido, estando condenado a llorar en la oscuridad, aferrándose su impureza como un veneno. (es)
- Los fantasmas en las religiones mesopotámicas son los fantasmas o espíritus merodeadores de las religiones de Sumeria, Babilonia, Asiria y otros estados tempranos de Mesopotamia. Existen muchas referencias en la literatura antigua y las huellas de estas creencias han sobrevivido en las posteriores religiones abrahámicas que llegaron a dominar la región. En Babilonia, el fantasma más temible era el de una mujer que hubiese muerto durante el parto. Era compadecido y temido, pues su pena le había enloquecido, estando condenado a llorar en la oscuridad, aferrándose su impureza como un veneno. (es)
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