La escuela ascética española es la escuela de ascetismo que se desarrolló a lo largo de la historia del cristianismo en España, fundamentalmente desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVII. La íntima relación entre ascetismo y misticismo, a pesar de su diferencia conceptual (ascética es el intento de llegar a Dios por diferentes vías, especialmente la oración y la penitencia mediante una vida austera y la privación de la satisfacción de las necesidades corporales, mientras mística es la consecución de la unión con Dios); hace que buena parte de los personajes que la componen se denominen místicos españoles y que tanto en su aspecto de como en su aspecto de escuela o movimiento literario se les identifique también como mística española.

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  • La escuela ascética española es la escuela de ascetismo que se desarrolló a lo largo de la historia del cristianismo en España, fundamentalmente desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVII. La íntima relación entre ascetismo y misticismo, a pesar de su diferencia conceptual (ascética es el intento de llegar a Dios por diferentes vías, especialmente la oración y la penitencia mediante una vida austera y la privación de la satisfacción de las necesidades corporales, mientras mística es la consecución de la unión con Dios); hace que buena parte de los personajes que la componen se denominen místicos españoles y que tanto en su aspecto de como en su aspecto de escuela o movimiento literario se les identifique también como mística española. Ha habido distintas doctrinas ascéticas según la orden religiosa que la inspirara: una ascética franciscana, otra carmelitana, otra dominica, otra agustina, otra cartuja (Bernardo Fontova), otra jesuita (inaugurada por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola), etc. Grandes ascéticos españoles han sido San Juan de Ávila, Fray Luis de Granada, Fray Francisco de Osuna, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Sor Ana de la Trinidad, Fray Pedro Malón de Chaide, Fray Antonio de Molina, etc. La mística literaria española cuenta con figuras señeras en los siglos de Oro (de mediados del XVI a mediados del XVII), pues desde finales del siglo XVII la mística española entró en decadencia. Previamente había destacado la figura del beato mallorquín Ramón Llull (Raimundo Lulio), cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Ya en el periodo señalado, la literatura ascética y mística floreció sobre todo en la Corona de Castilla, representada por autores como Fray Bernardino de Laredo, Fray Francisco de Osuna, Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, o fray Juan de los Ángeles. A San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico No me mueve mi Dios para quererte. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. A Fray Luis de León, además de poesías sublimes, el tratado en prosa : Consiste, pues, la perfección de las cosas en que cada uno de nosotros sea un mundo perfecto... Lo cual es avecinarse la criatura a Dios, de quien mana.​ puesto el atento oído al son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado.​ Entre la numerosísima producción de la época, tanto la crítica literaria como la bibliografía religiosa suelen señalar como las cumbres de la literatura mística española a los dos santos carmelitas: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Teresa de Cepeda, la santa abulense, además de importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección, compuso inspirados poemas aislados: Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero. Tema de atribución discutida, usado por Santa Teresa de Jesús y con alguna variación (y de tal manera espero) por San Juan de la Cruz.​ Quien a Dios tiene nada le falta solo Dios, basta.​ Juan de Yepes, el santo de Fontiveros, compuso con sus experiencias místicas el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, además de otros poemas no menos importantes: Tras de un amoroso lance, y no de esperanza falto, volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance.​ ¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro!​ La o a lo divino se hizo tan popular en la época que circulaba casi tan ampliamente como la lírica popular, e incluso, como ésta, era en algunas ocasiones reelaborada por varias manos hasta convertirse en creaciones cuya confusa autoría es en realidad más colectiva que individual. Literariamente, incluso personalidades tan alejadas del ascetismo por su trayectoria vital como Lope de Vega, se dedicaron a ella. En un famoso soneto consiguió expresar de una manera tan profunda el sentimiento religioso del anhelo de la unión con Dios, no logrado por la propia resistencia, que se suele proponer como ejemplo de poesía ascética: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío que a mi puerta, cubierta de rocío pasas las noches del invierno obscuras? Oh, cuánto fueron mis entrañas duras pues no te abrí... ... Cuántas veces el ángel me decía: "Alma, asómate agora a la ventana verás con cuánto amor llamar porfía"; Y cuántas, hermosura soberana, "Mañana le abriremos", respondía, para lo mismo responder mañana.​ El ascetismo ha sido uno de los rasgos definitorios del estereotipo nacional español, tanto en su visión negativa (leyenda negra española) como en su visión positiva (Ser de España), y lo mismo puede decirse de la literatura española.​ (es)
  • La escuela ascética española es la escuela de ascetismo que se desarrolló a lo largo de la historia del cristianismo en España, fundamentalmente desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVII. La íntima relación entre ascetismo y misticismo, a pesar de su diferencia conceptual (ascética es el intento de llegar a Dios por diferentes vías, especialmente la oración y la penitencia mediante una vida austera y la privación de la satisfacción de las necesidades corporales, mientras mística es la consecución de la unión con Dios); hace que buena parte de los personajes que la componen se denominen místicos españoles y que tanto en su aspecto de como en su aspecto de escuela o movimiento literario se les identifique también como mística española. Ha habido distintas doctrinas ascéticas según la orden religiosa que la inspirara: una ascética franciscana, otra carmelitana, otra dominica, otra agustina, otra cartuja (Bernardo Fontova), otra jesuita (inaugurada por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola), etc. Grandes ascéticos españoles han sido San Juan de Ávila, Fray Luis de Granada, Fray Francisco de Osuna, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Sor Ana de la Trinidad, Fray Pedro Malón de Chaide, Fray Antonio de Molina, etc. La mística literaria española cuenta con figuras señeras en los siglos de Oro (de mediados del XVI a mediados del XVII), pues desde finales del siglo XVII la mística española entró en decadencia. Previamente había destacado la figura del beato mallorquín Ramón Llull (Raimundo Lulio), cuyo Libro del amigo y el amado es el principal testimonio de la literatura mística en catalán. Ya en el periodo señalado, la literatura ascética y mística floreció sobre todo en la Corona de Castilla, representada por autores como Fray Bernardino de Laredo, Fray Francisco de Osuna, Santo Tomás de Villanueva, San Juan Bautista de la Concepción, Cristóbal de Fonseca, el beato Alonso de Orozco, o fray Juan de los Ángeles. A San Juan de Ávila se le debe tal vez el famoso soneto místico No me mueve mi Dios para quererte. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera. A Fray Luis de León, además de poesías sublimes, el tratado en prosa : Consiste, pues, la perfección de las cosas en que cada uno de nosotros sea un mundo perfecto... Lo cual es avecinarse la criatura a Dios, de quien mana.​ puesto el atento oído al son dulce, acordado, del plectro sabiamente meneado.​ Entre la numerosísima producción de la época, tanto la crítica literaria como la bibliografía religiosa suelen señalar como las cumbres de la literatura mística española a los dos santos carmelitas: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Teresa de Cepeda, la santa abulense, además de importantes obras místicas en prosa, como Las moradas y Camino de perfección, compuso inspirados poemas aislados: Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero. Tema de atribución discutida, usado por Santa Teresa de Jesús y con alguna variación (y de tal manera espero) por San Juan de la Cruz.​ Quien a Dios tiene nada le falta solo Dios, basta.​ Juan de Yepes, el santo de Fontiveros, compuso con sus experiencias místicas el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma, comentados por él mismo en prosa, además de otros poemas no menos importantes: Tras de un amoroso lance, y no de esperanza falto, volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance.​ ¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro!​ La o a lo divino se hizo tan popular en la época que circulaba casi tan ampliamente como la lírica popular, e incluso, como ésta, era en algunas ocasiones reelaborada por varias manos hasta convertirse en creaciones cuya confusa autoría es en realidad más colectiva que individual. Literariamente, incluso personalidades tan alejadas del ascetismo por su trayectoria vital como Lope de Vega, se dedicaron a ella. En un famoso soneto consiguió expresar de una manera tan profunda el sentimiento religioso del anhelo de la unión con Dios, no logrado por la propia resistencia, que se suele proponer como ejemplo de poesía ascética: ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío que a mi puerta, cubierta de rocío pasas las noches del invierno obscuras? Oh, cuánto fueron mis entrañas duras pues no te abrí... ... Cuántas veces el ángel me decía: "Alma, asómate agora a la ventana verás con cuánto amor llamar porfía"; Y cuántas, hermosura soberana, "Mañana le abriremos", respondía, para lo mismo responder mañana.​ El ascetismo ha sido uno de los rasgos definitorios del estereotipo nacional español, tanto en su visión negativa (leyenda negra española) como en su visión positiva (Ser de España), y lo mismo puede decirse de la literatura española.​ (es)
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  • La escuela ascética española es la escuela de ascetismo que se desarrolló a lo largo de la historia del cristianismo en España, fundamentalmente desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVII. La íntima relación entre ascetismo y misticismo, a pesar de su diferencia conceptual (ascética es el intento de llegar a Dios por diferentes vías, especialmente la oración y la penitencia mediante una vida austera y la privación de la satisfacción de las necesidades corporales, mientras mística es la consecución de la unión con Dios); hace que buena parte de los personajes que la componen se denominen místicos españoles y que tanto en su aspecto de como en su aspecto de escuela o movimiento literario se les identifique también como mística española. (es)
  • La escuela ascética española es la escuela de ascetismo que se desarrolló a lo largo de la historia del cristianismo en España, fundamentalmente desde la Baja Edad Media y hasta el siglo XVII. La íntima relación entre ascetismo y misticismo, a pesar de su diferencia conceptual (ascética es el intento de llegar a Dios por diferentes vías, especialmente la oración y la penitencia mediante una vida austera y la privación de la satisfacción de las necesidades corporales, mientras mística es la consecución de la unión con Dios); hace que buena parte de los personajes que la componen se denominen místicos españoles y que tanto en su aspecto de como en su aspecto de escuela o movimiento literario se les identifique también como mística española. (es)
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  • Escuela ascética española (es)
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