La construcción naval española del siglo XVIII se caracteriza por siete etapas de transformación,​ aunque se podría sintetizarlas en cuatro etapas distintas.​ Así, del sistema tradicional español del siglo XVI, basado en la regla as-dos-tres (1 de manga, 2 de quilla y 3 de eslora​), la proporción usada en toda Europa,​ a principios del siglo se pasa a los navíos de línea​ construidos «a la moda francesa», también conocido como sistema español o de Gaztañeta; el sistema «a la inglesa» —sistema introducido por Jorge Juan— y que, a su vez, da paso al «» de Francisco Gautier, comandante general del Cuerpo Ingenieros de Marina de 1770 a 1782, en sustitución de Cipriano Autrán.​ El siglo acaba con la introducción del sistema desarrollado por Romero de Landa —ayudante de Gautier— y que le sustitu

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  • La construcción naval española del siglo XVIII se caracteriza por siete etapas de transformación,​ aunque se podría sintetizarlas en cuatro etapas distintas.​ Así, del sistema tradicional español del siglo XVI, basado en la regla as-dos-tres (1 de manga, 2 de quilla y 3 de eslora​), la proporción usada en toda Europa,​ a principios del siglo se pasa a los navíos de línea​ construidos «a la moda francesa», también conocido como sistema español o de Gaztañeta; el sistema «a la inglesa» —sistema introducido por Jorge Juan— y que, a su vez, da paso al «» de Francisco Gautier, comandante general del Cuerpo Ingenieros de Marina de 1770 a 1782, en sustitución de Cipriano Autrán.​ El siglo acaba con la introducción del sistema desarrollado por Romero de Landa —ayudante de Gautier— y que le sustituye, siendo nombrado ingeniero general de la Armada en 1783,​ y por Julián Martín de Retamosa.​ Como señala Juan Carlos Mejías Tavero en Navíos españoles del siglo XVIII: Diferencias básicas según el sistema empleado en su construcción, se puede establecer de qué periodo se trata fijándose en puntos comunes de los navíos,​ como son las cintas —el «conjunto de maderos que van por fuera del costado del buque desde proa a popa, y sirven de refuerzo a la tablazón»​—, mesas de guarnición, tajamar, serviolas y escobenes,​ aunque «no es totalmente definitiva, ya que debemos tener siempre en cuenta las posibles modificaciones…»​ y que dichas modificaciones «no se producían de una forma sistemática» y que podrían transcurrir años «hasta ser aplicadas de una forma general, solapándose sistemas y en ocasiones produciéndose mezclas en un mismo buque».​ Se considera que la Real Armada alcanzó su «máximo esplendor»​ en 1794,​ fecha en que contaba con setenta y seis navíos de línea y cincuenta y una fragatas, número que en 1805 se había quedado reducido a cincuenta y cuatro navíos y treinta y siete fragatas.​​ Así, ... durante el siglo XVIII la construcción naval al servicio del rey consiguió el mayor esplendor de su historia. Sin embargo, terminó sucumbiendo ante similares problemas a los sufridos en centurias anteriores... Entre las razones es necesario citar la convergencia de causas variadas, algunas más determinantes, pero todas complementarias... Así se justifica que, lograda una importante uniformidad tipológica, incluso metodológica, con el sistema Gaztañeta, mejorado luego por Autrán, que ofrecía barcos robustos, marineros y veleros, se diera un giro de considerable amplitud para importar un método nuevo, el inglés, por entonces en plena evolución también, que mantiene e incrementa los defectos achacados al anterior: el quebranto y la escasa fortificación. Ante la gravedad de los problemas, cuatro años después, se recuperan tantos elementos del pasado que dan lugar a un sistema ecléctico, híbrido hispano-inglés, que sólo una década más tarde se verá sustituido por otro método que propicia navíos más grandes, marineros y veleros introducidos ahora por el francés Gautier. Sin embargo, estos barcos daban grandes cabezadas en la mar, tenían poca estabilidad e inutilizaban con frecuencia la primera batería. Son matizados entonces por Romero Landa, primero, y por Retamosa después, consiguiéndose navíos casi perfectos, de suave navegar a un largo, de bolina... muy maniobreros, con baterías operativas, pero... cambian los objetivos políticos y la Hacienda Pública no lo soporta: San Vicente, Trafalgar, la guerra de la Independencia. El abandono, la decadencia más absoluta. Martínez Shaw, Carlos y Marina Alfonso Mola (2010). Mientras que durante la primera mitad del siglo poco más del 10 % de los barcos fueron construidos en los arsenales, en la segunda mitad el número había aumentado a casi 70 %. Sin embargo, gran parte de los barcos construidos en los arsenales eran de menor tamaño y, por tanto, con menor número de cañones. Por otra parte, a pesar de un incremento de más del 25 % en la construcción naval española,​ España no fue capaz de igualar la construcción naval del Reino Unido. Así, en el Reino Unido se construyeron 261 navíos en este periodo frente a los 120 de España.​ Por otra parte, entre 1700 y 1715, más del 40 % de los viajes de las flotas españolas los realizan embarcaciones extranjeras —mayormente francesas— lo cual suponía un importante coste en concepto de flete con lo que se podría haber adquirido hasta 30 buques armados, entre ellos dos de entre 80 y 90 cañones.​ (es)
  • La construcción naval española del siglo XVIII se caracteriza por siete etapas de transformación,​ aunque se podría sintetizarlas en cuatro etapas distintas.​ Así, del sistema tradicional español del siglo XVI, basado en la regla as-dos-tres (1 de manga, 2 de quilla y 3 de eslora​), la proporción usada en toda Europa,​ a principios del siglo se pasa a los navíos de línea​ construidos «a la moda francesa», también conocido como sistema español o de Gaztañeta; el sistema «a la inglesa» —sistema introducido por Jorge Juan— y que, a su vez, da paso al «» de Francisco Gautier, comandante general del Cuerpo Ingenieros de Marina de 1770 a 1782, en sustitución de Cipriano Autrán.​ El siglo acaba con la introducción del sistema desarrollado por Romero de Landa —ayudante de Gautier— y que le sustituye, siendo nombrado ingeniero general de la Armada en 1783,​ y por Julián Martín de Retamosa.​ Como señala Juan Carlos Mejías Tavero en Navíos españoles del siglo XVIII: Diferencias básicas según el sistema empleado en su construcción, se puede establecer de qué periodo se trata fijándose en puntos comunes de los navíos,​ como son las cintas —el «conjunto de maderos que van por fuera del costado del buque desde proa a popa, y sirven de refuerzo a la tablazón»​—, mesas de guarnición, tajamar, serviolas y escobenes,​ aunque «no es totalmente definitiva, ya que debemos tener siempre en cuenta las posibles modificaciones…»​ y que dichas modificaciones «no se producían de una forma sistemática» y que podrían transcurrir años «hasta ser aplicadas de una forma general, solapándose sistemas y en ocasiones produciéndose mezclas en un mismo buque».​ Se considera que la Real Armada alcanzó su «máximo esplendor»​ en 1794,​ fecha en que contaba con setenta y seis navíos de línea y cincuenta y una fragatas, número que en 1805 se había quedado reducido a cincuenta y cuatro navíos y treinta y siete fragatas.​​ Así, ... durante el siglo XVIII la construcción naval al servicio del rey consiguió el mayor esplendor de su historia. Sin embargo, terminó sucumbiendo ante similares problemas a los sufridos en centurias anteriores... Entre las razones es necesario citar la convergencia de causas variadas, algunas más determinantes, pero todas complementarias... Así se justifica que, lograda una importante uniformidad tipológica, incluso metodológica, con el sistema Gaztañeta, mejorado luego por Autrán, que ofrecía barcos robustos, marineros y veleros, se diera un giro de considerable amplitud para importar un método nuevo, el inglés, por entonces en plena evolución también, que mantiene e incrementa los defectos achacados al anterior: el quebranto y la escasa fortificación. Ante la gravedad de los problemas, cuatro años después, se recuperan tantos elementos del pasado que dan lugar a un sistema ecléctico, híbrido hispano-inglés, que sólo una década más tarde se verá sustituido por otro método que propicia navíos más grandes, marineros y veleros introducidos ahora por el francés Gautier. Sin embargo, estos barcos daban grandes cabezadas en la mar, tenían poca estabilidad e inutilizaban con frecuencia la primera batería. Son matizados entonces por Romero Landa, primero, y por Retamosa después, consiguiéndose navíos casi perfectos, de suave navegar a un largo, de bolina... muy maniobreros, con baterías operativas, pero... cambian los objetivos políticos y la Hacienda Pública no lo soporta: San Vicente, Trafalgar, la guerra de la Independencia. El abandono, la decadencia más absoluta. Martínez Shaw, Carlos y Marina Alfonso Mola (2010). Mientras que durante la primera mitad del siglo poco más del 10 % de los barcos fueron construidos en los arsenales, en la segunda mitad el número había aumentado a casi 70 %. Sin embargo, gran parte de los barcos construidos en los arsenales eran de menor tamaño y, por tanto, con menor número de cañones. Por otra parte, a pesar de un incremento de más del 25 % en la construcción naval española,​ España no fue capaz de igualar la construcción naval del Reino Unido. Así, en el Reino Unido se construyeron 261 navíos en este periodo frente a los 120 de España.​ Por otra parte, entre 1700 y 1715, más del 40 % de los viajes de las flotas españolas los realizan embarcaciones extranjeras —mayormente francesas— lo cual suponía un importante coste en concepto de flete con lo que se podría haber adquirido hasta 30 buques armados, entre ellos dos de entre 80 y 90 cañones.​ (es)
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  • A la mar madera (es)
  • Arquitectura y construcción navales en la España Atlántica, el siglo XVII y primera mitad del XVIII. Una nueva sistematización (es)
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  • https://books.google.es/books?id=vLNDdX6xQu4C&pg=PA204&dq=#v=onepage&q&f=false|año=1880|fechaacceso=10 de febrero de 2019 (es)
  • http://www.patrimoniocultural.gov.pt/media/uploads/trabalhosdearqueologia/18/16.pdf|publicación=Proceedings: International Symposium on Archaeology of Medieval and Modern of Iberian-Atlantic Tradition (es)
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  • La construcción naval española del siglo XVIII se caracteriza por siete etapas de transformación,​ aunque se podría sintetizarlas en cuatro etapas distintas.​ Así, del sistema tradicional español del siglo XVI, basado en la regla as-dos-tres (1 de manga, 2 de quilla y 3 de eslora​), la proporción usada en toda Europa,​ a principios del siglo se pasa a los navíos de línea​ construidos «a la moda francesa», también conocido como sistema español o de Gaztañeta; el sistema «a la inglesa» —sistema introducido por Jorge Juan— y que, a su vez, da paso al «» de Francisco Gautier, comandante general del Cuerpo Ingenieros de Marina de 1770 a 1782, en sustitución de Cipriano Autrán.​ El siglo acaba con la introducción del sistema desarrollado por Romero de Landa —ayudante de Gautier— y que le sustitu (es)
  • La construcción naval española del siglo XVIII se caracteriza por siete etapas de transformación,​ aunque se podría sintetizarlas en cuatro etapas distintas.​ Así, del sistema tradicional español del siglo XVI, basado en la regla as-dos-tres (1 de manga, 2 de quilla y 3 de eslora​), la proporción usada en toda Europa,​ a principios del siglo se pasa a los navíos de línea​ construidos «a la moda francesa», también conocido como sistema español o de Gaztañeta; el sistema «a la inglesa» —sistema introducido por Jorge Juan— y que, a su vez, da paso al «» de Francisco Gautier, comandante general del Cuerpo Ingenieros de Marina de 1770 a 1782, en sustitución de Cipriano Autrán.​ El siglo acaba con la introducción del sistema desarrollado por Romero de Landa —ayudante de Gautier— y que le sustitu (es)
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