El abuso sexual infantil (también, abuso sexual de personas menores de edad) es la conducta en la que una niña o niño es utilizado, con independencia de su voluntad o su consentimiento,​ como objeto sexual por una persona con la que mantiene una relación asimétrica, es decir, de desigualdad, en lo que respecta a la edad, a la madurez y al poder.​ La legislación internacional y la de la mayoría de los países modernos considera que es un delito, aunque los conceptos psicológico y jurídico del abuso no siempre coinciden, y no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los agresores.

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  • El abuso sexual infantil (también, abuso sexual de personas menores de edad) es la conducta en la que una niña o niño es utilizado, con independencia de su voluntad o su consentimiento,​ como objeto sexual por una persona con la que mantiene una relación asimétrica, es decir, de desigualdad, en lo que respecta a la edad, a la madurez y al poder.​ Se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. [...] Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.​ En la mayoría de los casos el abuso sexual es una experiencia traumática. La niña o niño lo vive como un atentado contra su integridad física y psicológica. Puede afectar a su desarrollo psicoemocional, así como su respuesta sexual en la vida adulta, por lo que se considera un tipo de maltrato infantil. Las respuestas psicoemocionales y secuelas en niñas y niños pueden ser similares a las que se observan en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc.​La mayoría de las víctimas requieren apoyo psicológico para evitar sufrir secuelas del abuso en su vida adulta. La legislación internacional y la de la mayoría de los países modernos considera que es un delito, aunque los conceptos psicológico y jurídico del abuso no siempre coinciden, y no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los agresores. Los estudios sobre el tema muestran que la mayoría de los agresores son varones (entre un 80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan como estrategia la confianza, los lazos familiares, el chantaje y la manipulación para consumar el abuso. La media de edad de las víctima está entre los 8 y los 14 años. En estas edades se produce un tercio de todas las agresiones sexuales. El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.​ Sin embargo, existen muchos casos que no aparecen en los estudios debido a que no existe denuncia. El abuso sexual infantil suele ser un fenómeno cíclico y repetitivo. Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas»,​ entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso. El género es un factor determinante para la detección del abuso sexual. Ser hombre es un obstáculo para reconocer este tipo de violencia sexual y por ende, para denunciarla. Los abusos a menores de edad ocurren en todas las clases sociales, ambientes culturales y razas. El abuso sexual infantil incestuoso es el que comete un miembro de la familia del niño. Existe una alta incidencia en niñas pequeñas que son sometidas a tocamientos, exhibicionismo, estimulación sexual inadecuada y penetración genital. Entre el 65 y el 85% de los agresores pertenecen al círculo social o familiar de la víctima.​ Los agresores desconocidos constituyen la cuarta parte de los casos y, normalmente, ejercen actos de exhibicionismo y son dirigidos a niñas y niños con la misma frecuencia. Entre el 20 y el 30% de los agresores son menores. Es habitual que estos agresores hayan vivido algún tipo de maltrato o violencias sexual o físicas en su infancia y reaccionen de esta forma al abuso que ellos sufrieron. Los testimonios de las personas que han sido objeto de abusos sexuales suelen ser ciertos. El síndrome de la «memoria falsa» o falsos recuerdos es poco frecuente en adultos supervivientes de abuso sexual debido a que se trata de sucesos que dejan una impronta muy relevante en la memoria.La APA (American Psychological Association: Asociación Psicológica Estadounidense) cuestiona la existencia del síndrome de memoria implantada (no reconocido por el DSM IV). En su informe oficial sobre el tema​ declara que no se debe considerar que los recuerdos de abuso sexual infantil de los adultos sean falsas memorias implantadas (aun cuando no haya pruebas que permitan interpretarlos literalmente como verdades históricas), ya que existen pruebas de que los abusos sexuales padecidos durante la infancia pueden ser tan traumáticos que algunas veces se olvidan y reaparecen en la adultez. En algunos casos se observa disociación y amnesia selectiva: La víctima elimina recuerdos dolorosos o traumatizantes ocurridos durante el período en el que ocurrió el abuso. Sólo el 7% de las denuncias presentadas por niños resultan ser falsas, aunque este porcentaje aumenta considerablemente cuando el niño está viviendo un proceso de divorcio conflictivo entre sus padres.​ (es)
  • El abuso sexual infantil (también, abuso sexual de personas menores de edad) es la conducta en la que una niña o niño es utilizado, con independencia de su voluntad o su consentimiento,​ como objeto sexual por una persona con la que mantiene una relación asimétrica, es decir, de desigualdad, en lo que respecta a la edad, a la madurez y al poder.​ Se trata de un problema universal que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales. [...] Supone una interferencia en el desarrollo evolutivo del niño y puede dejar unas secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.​ En la mayoría de los casos el abuso sexual es una experiencia traumática. La niña o niño lo vive como un atentado contra su integridad física y psicológica. Puede afectar a su desarrollo psicoemocional, así como su respuesta sexual en la vida adulta, por lo que se considera un tipo de maltrato infantil. Las respuestas psicoemocionales y secuelas en niñas y niños pueden ser similares a las que se observan en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc.​La mayoría de las víctimas requieren apoyo psicológico para evitar sufrir secuelas del abuso en su vida adulta. La legislación internacional y la de la mayoría de los países modernos considera que es un delito, aunque los conceptos psicológico y jurídico del abuso no siempre coinciden, y no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los agresores. Los estudios sobre el tema muestran que la mayoría de los agresores son varones (entre un 80 y un 95% de los casos) heterosexuales que utilizan como estrategia la confianza, los lazos familiares, el chantaje y la manipulación para consumar el abuso. La media de edad de las víctima está entre los 8 y los 14 años. En estas edades se produce un tercio de todas las agresiones sexuales. El número de niñas que sufren abusos es entre 1,5 y 3 veces mayor que el de niños.​ Sin embargo, existen muchos casos que no aparecen en los estudios debido a que no existe denuncia. El abuso sexual infantil suele ser un fenómeno cíclico y repetitivo. Según un cálculo de las llamadas «cifras ocultas»,​ entre el 5 y el 10% de los varones han sido objeto en su infancia de abusos sexuales y, de ellos, aproximadamente la mitad ha sufrido un único abuso. El género es un factor determinante para la detección del abuso sexual. Ser hombre es un obstáculo para reconocer este tipo de violencia sexual y por ende, para denunciarla. Los abusos a menores de edad ocurren en todas las clases sociales, ambientes culturales y razas. El abuso sexual infantil incestuoso es el que comete un miembro de la familia del niño. Existe una alta incidencia en niñas pequeñas que son sometidas a tocamientos, exhibicionismo, estimulación sexual inadecuada y penetración genital. Entre el 65 y el 85% de los agresores pertenecen al círculo social o familiar de la víctima.​ Los agresores desconocidos constituyen la cuarta parte de los casos y, normalmente, ejercen actos de exhibicionismo y son dirigidos a niñas y niños con la misma frecuencia. Entre el 20 y el 30% de los agresores son menores. Es habitual que estos agresores hayan vivido algún tipo de maltrato o violencias sexual o físicas en su infancia y reaccionen de esta forma al abuso que ellos sufrieron. Los testimonios de las personas que han sido objeto de abusos sexuales suelen ser ciertos. El síndrome de la «memoria falsa» o falsos recuerdos es poco frecuente en adultos supervivientes de abuso sexual debido a que se trata de sucesos que dejan una impronta muy relevante en la memoria.La APA (American Psychological Association: Asociación Psicológica Estadounidense) cuestiona la existencia del síndrome de memoria implantada (no reconocido por el DSM IV). En su informe oficial sobre el tema​ declara que no se debe considerar que los recuerdos de abuso sexual infantil de los adultos sean falsas memorias implantadas (aun cuando no haya pruebas que permitan interpretarlos literalmente como verdades históricas), ya que existen pruebas de que los abusos sexuales padecidos durante la infancia pueden ser tan traumáticos que algunas veces se olvidan y reaparecen en la adultez. En algunos casos se observa disociación y amnesia selectiva: La víctima elimina recuerdos dolorosos o traumatizantes ocurridos durante el período en el que ocurrió el abuso. Sólo el 7% de las denuncias presentadas por niños resultan ser falsas, aunque este porcentaje aumenta considerablemente cuando el niño está viviendo un proceso de divorcio conflictivo entre sus padres.​ (es)
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  • El dolor invisible de la infancia (es)
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  • El abuso sexual infantil (también, abuso sexual de personas menores de edad) es la conducta en la que una niña o niño es utilizado, con independencia de su voluntad o su consentimiento,​ como objeto sexual por una persona con la que mantiene una relación asimétrica, es decir, de desigualdad, en lo que respecta a la edad, a la madurez y al poder.​ La legislación internacional y la de la mayoría de los países modernos considera que es un delito, aunque los conceptos psicológico y jurídico del abuso no siempre coinciden, y no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los agresores. (es)
  • El abuso sexual infantil (también, abuso sexual de personas menores de edad) es la conducta en la que una niña o niño es utilizado, con independencia de su voluntad o su consentimiento,​ como objeto sexual por una persona con la que mantiene una relación asimétrica, es decir, de desigualdad, en lo que respecta a la edad, a la madurez y al poder.​ La legislación internacional y la de la mayoría de los países modernos considera que es un delito, aunque los conceptos psicológico y jurídico del abuso no siempre coinciden, y no existe consenso sobre los procesamientos jurídicos de los agresores. (es)
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  • Abuso sexual infantil (es)
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