La nacionalidad francesa es el vínculo jurídico que liga a una persona física con la República Francesa y que le atribuye la condición de ciudadano. De este lazo derivan obligaciones que deben asumir las personas que poseen la calidad de franceses, en contraparte de las cuales se confieren diversos derechos políticos, civiles y profesionales, así como también el beneficio de las libertades públicas.