dbo:abstract
|
- La guerra civil siria (en árabe, الحرب الأهلية السورية al-Ḥarb al-ahliyya al-sūriyya) es un conflicto armado que se inició en Siria tras las protestas antigubernamentales de 2011. Dichas protestas derivaron en enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas del país y la denominada oposición siria, la cual incluye varios grupos terroristas. Posteriormente, se transformó en un conflicto internacional entre varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares, así como otras regionales. La denominada "oposición siria" está integrada por diversos grupos:
* El Consejo Nacional Sirio (SNC), con base en Estambul, incluía en 2011 a los principales grupos de la oposición.
* Las fuerzas kurdas, las cuales han creado su propia agrupación y su brazo armado llamado Unidad de Protección Popular (YPG en kurdo).
* Varios grupos islamistas, como el ex-Frente Al Nusra y del Estado Islámico (EI), los cuales adquirieron un mayor protagonismo. Así, numerosos grupos y combatientes rebeldes se unieron al EI, lo que les permitió invadir vastas extensiones de Siria desde Irak. Ya en 2017, el Gobierno sirio emprendió una gran campaña contra el EI recuperando los territorios al oeste del Éufrates. El 6 de diciembre, tanto autoridades sirias como rusas, proclamaron el final de la operación contra el Estado Islámico. Al principio, los rebeldes contaban con asistencia no letal; pero más tarde, Estados Unidos empezó a procurar financiamiento, armas y entrenamiento. Después, acabó admitiendo que parte de dicha ayuda terminó en manos de terroristas que la usaron tanto contra el Gobierno y los civiles como contra la oposición. Además, Arabia Saudita, Catar, Kuwait y Turquía habrían proporcionado "millones de dólares" a los "grupos terroristas" (incluido el Frente Al-Nusra y el EI), según declaró en marzo de 2014 David Cohen, secretario adjunto del Departamento del Tesoro especializado en Terrorismo e Inteligencia Financiera de EE.UU. Hasta 2016 se estimaba que los grupos armados ilegales recibieron unos 2450 sistemas portátiles de defensa aérea, 1750 sistemas antitanque, 650 lanzacohetes múltiples, más de 24000 proyectiles de distintos tipos y más de 600 toneladas de explosivos. La Coalición Internacional liderada por los EE.UU. (Central Join Task Force) en su operación "Resolución Inherente" comenzó a lanzar ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria el 10 de septiembre de 2014 (todo esto sin la aprobación del Gobierno sirio). Si bien el objetivo principal de la coalición era luchar contra el EI, sus ataques no siempre fueron precisos, habiéndose cobrado la vida de centenares de civiles y atacado posiciones e infraestructuras gubernamentales bajo el pretexto de un ataque defensivo o de represalia por el uso de armas químicas. Rusia, Irán y agrupaciones chiitas, como Hezbolá, apoyan al Gobierno sirio que combate a Estado Islámico, grupos islamistas, el ejército libre sirio apoyado por Turquía y las fuerzas democráticas de Siria, (estas últimas apoyadas por los Estados Unidos). Desde el 30 de septiembre de 2015, Rusia llevó a cabo una operación antiterrorista en Siria después de que el presidente del país solicitara ayuda militar. En los cinco meses y medio que duró el operativo, las Fuerzas Aéreas rusas destruyeron más de 12 000 blancos de infraestructura. Según el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, unos 35 000 radicales fueron abatidos durante ese primer año. Además de acabar con la vida de entre 300.000 y 470.000 personas, el conflicto ha desencadenado una crisis humanitaria. Para 2016, de los 22 millones de habitantes del país más de la mitad se vieron obligados a huir (13 millones y medio de estos desplazados internos necesitan ayuda urgente en la actualidad). Además, 4,8 millones llegaron a huir a países vecinos; Turquía acogió a 2,7 millones de sirios; Líbano a cerca de un millón y otros 650.000 fueron a Jordania. Tres cuartas partes de los refugiados son mujeres y niños. Según cifras de Unicef, al menos 652 de estos últimos fueron asesinados: un 20 % más que en 2015. Además, han sido reclutados casi mil niños soldados para luchar directamente en primera línea. Los más vulnerables son los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil acceso. De ellos, 280.000 vivieron bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria. Por otra parte, 338 centros médicos quedaron reducidos a escombros en 2016. Debido a la participación de numerosas potencias extranjeras, la guerra civil que nos ocupa se ha denominado como una guerra subsidiaria. El Gobierno sirio cuenta con el apoyo de Rusia (lo considera un país aliado desde tiempos de la Unión Soviética), la República Islámica de Irán y la organización libanesa Hezbolá. Todos ellos defienden que las manifestaciones y primeras revueltas armadas fueron organizadas y financiadas por Occidente (así como por algunos grupos yihadistas), para precipitar la caída del gobierno y controlar el país, opinión por otra parte respaldada por algunos analistas. La "oposición siria" se encuentra apoyada por los Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí y otros países aliados occidentales y del golfo Pérsico. Las organizaciones internacionales han acusado al gobierno sirio, al Estado Islámico y a los grupos rebeldes de violaciones graves de los derechos humanos y de muchas matanzas. En el verano de 2018, el Ejército sirio, tras la liberación de la campiña de Damasco, logró recuperar la gobernación de Dar'a con ayuda de los bombardeos rusos, así como la capital del mismo nombre: la ciudad de Daraa. (es)
- La guerra civil siria (en árabe, الحرب الأهلية السورية al-Ḥarb al-ahliyya al-sūriyya) es un conflicto armado que se inició en Siria tras las protestas antigubernamentales de 2011. Dichas protestas derivaron en enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas del país y la denominada oposición siria, la cual incluye varios grupos terroristas. Posteriormente, se transformó en un conflicto internacional entre varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares, así como otras regionales. La denominada "oposición siria" está integrada por diversos grupos:
* El Consejo Nacional Sirio (SNC), con base en Estambul, incluía en 2011 a los principales grupos de la oposición.
* Las fuerzas kurdas, las cuales han creado su propia agrupación y su brazo armado llamado Unidad de Protección Popular (YPG en kurdo).
* Varios grupos islamistas, como el ex-Frente Al Nusra y del Estado Islámico (EI), los cuales adquirieron un mayor protagonismo. Así, numerosos grupos y combatientes rebeldes se unieron al EI, lo que les permitió invadir vastas extensiones de Siria desde Irak. Ya en 2017, el Gobierno sirio emprendió una gran campaña contra el EI recuperando los territorios al oeste del Éufrates. El 6 de diciembre, tanto autoridades sirias como rusas, proclamaron el final de la operación contra el Estado Islámico. Al principio, los rebeldes contaban con asistencia no letal; pero más tarde, Estados Unidos empezó a procurar financiamiento, armas y entrenamiento. Después, acabó admitiendo que parte de dicha ayuda terminó en manos de terroristas que la usaron tanto contra el Gobierno y los civiles como contra la oposición. Además, Arabia Saudita, Catar, Kuwait y Turquía habrían proporcionado "millones de dólares" a los "grupos terroristas" (incluido el Frente Al-Nusra y el EI), según declaró en marzo de 2014 David Cohen, secretario adjunto del Departamento del Tesoro especializado en Terrorismo e Inteligencia Financiera de EE.UU. Hasta 2016 se estimaba que los grupos armados ilegales recibieron unos 2450 sistemas portátiles de defensa aérea, 1750 sistemas antitanque, 650 lanzacohetes múltiples, más de 24000 proyectiles de distintos tipos y más de 600 toneladas de explosivos. La Coalición Internacional liderada por los EE.UU. (Central Join Task Force) en su operación "Resolución Inherente" comenzó a lanzar ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria el 10 de septiembre de 2014 (todo esto sin la aprobación del Gobierno sirio). Si bien el objetivo principal de la coalición era luchar contra el EI, sus ataques no siempre fueron precisos, habiéndose cobrado la vida de centenares de civiles y atacado posiciones e infraestructuras gubernamentales bajo el pretexto de un ataque defensivo o de represalia por el uso de armas químicas. Rusia, Irán y agrupaciones chiitas, como Hezbolá, apoyan al Gobierno sirio que combate a Estado Islámico, grupos islamistas, el ejército libre sirio apoyado por Turquía y las fuerzas democráticas de Siria, (estas últimas apoyadas por los Estados Unidos). Desde el 30 de septiembre de 2015, Rusia llevó a cabo una operación antiterrorista en Siria después de que el presidente del país solicitara ayuda militar. En los cinco meses y medio que duró el operativo, las Fuerzas Aéreas rusas destruyeron más de 12 000 blancos de infraestructura. Según el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, unos 35 000 radicales fueron abatidos durante ese primer año. Además de acabar con la vida de entre 300.000 y 470.000 personas, el conflicto ha desencadenado una crisis humanitaria. Para 2016, de los 22 millones de habitantes del país más de la mitad se vieron obligados a huir (13 millones y medio de estos desplazados internos necesitan ayuda urgente en la actualidad). Además, 4,8 millones llegaron a huir a países vecinos; Turquía acogió a 2,7 millones de sirios; Líbano a cerca de un millón y otros 650.000 fueron a Jordania. Tres cuartas partes de los refugiados son mujeres y niños. Según cifras de Unicef, al menos 652 de estos últimos fueron asesinados: un 20 % más que en 2015. Además, han sido reclutados casi mil niños soldados para luchar directamente en primera línea. Los más vulnerables son los 2,8 millones que se encuentran en zonas de difícil acceso. De ellos, 280.000 vivieron bajo asedio, casi completamente aislados de la ayuda humanitaria. Por otra parte, 338 centros médicos quedaron reducidos a escombros en 2016. Debido a la participación de numerosas potencias extranjeras, la guerra civil que nos ocupa se ha denominado como una guerra subsidiaria. El Gobierno sirio cuenta con el apoyo de Rusia (lo considera un país aliado desde tiempos de la Unión Soviética), la República Islámica de Irán y la organización libanesa Hezbolá. Todos ellos defienden que las manifestaciones y primeras revueltas armadas fueron organizadas y financiadas por Occidente (así como por algunos grupos yihadistas), para precipitar la caída del gobierno y controlar el país, opinión por otra parte respaldada por algunos analistas. La "oposición siria" se encuentra apoyada por los Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudí y otros países aliados occidentales y del golfo Pérsico. Las organizaciones internacionales han acusado al gobierno sirio, al Estado Islámico y a los grupos rebeldes de violaciones graves de los derechos humanos y de muchas matanzas. En el verano de 2018, el Ejército sirio, tras la liberación de la campiña de Damasco, logró recuperar la gobernación de Dar'a con ayuda de los bombardeos rusos, así como la capital del mismo nombre: la ciudad de Daraa. (es)
|