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- Los jardines del castillo de Marly (en francés, château de Marly), situado en Marly-le-Roi, en Yvelines, fueron construidos, en un principio, para el rey Luis XIV, que quería alejarse de Versalles, de los problemas y preocupaciones de la corte, en compañía de las personas por él más estimadas o cortesanos más allegados. Aunque todos querían tener el privilegio de ser invitados al llamado «santuario de los santos»: el lugar en el que el soberano se sentía verdaderamente dichoso. Actualmente no queda en pie nada de ese palacio, fue destruido durante el Primer Imperio. Sólo se puede ver el suelo del pabellón real, de Jules Hardouin Mansart, en la pendiente del parque. (es)
- Los jardines del castillo de Marly (en francés, château de Marly), situado en Marly-le-Roi, en Yvelines, fueron construidos, en un principio, para el rey Luis XIV, que quería alejarse de Versalles, de los problemas y preocupaciones de la corte, en compañía de las personas por él más estimadas o cortesanos más allegados. Aunque todos querían tener el privilegio de ser invitados al llamado «santuario de los santos»: el lugar en el que el soberano se sentía verdaderamente dichoso. Actualmente no queda en pie nada de ese palacio, fue destruido durante el Primer Imperio. Sólo se puede ver el suelo del pabellón real, de Jules Hardouin Mansart, en la pendiente del parque. (es)
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- Los jardines del castillo de Marly (en francés, château de Marly), situado en Marly-le-Roi, en Yvelines, fueron construidos, en un principio, para el rey Luis XIV, que quería alejarse de Versalles, de los problemas y preocupaciones de la corte, en compañía de las personas por él más estimadas o cortesanos más allegados. Aunque todos querían tener el privilegio de ser invitados al llamado «santuario de los santos»: el lugar en el que el soberano se sentía verdaderamente dichoso. (es)
- Los jardines del castillo de Marly (en francés, château de Marly), situado en Marly-le-Roi, en Yvelines, fueron construidos, en un principio, para el rey Luis XIV, que quería alejarse de Versalles, de los problemas y preocupaciones de la corte, en compañía de las personas por él más estimadas o cortesanos más allegados. Aunque todos querían tener el privilegio de ser invitados al llamado «santuario de los santos»: el lugar en el que el soberano se sentía verdaderamente dichoso. (es)
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