El problema del lenguaje religioso considera si es posible hablar acerca de Dios significativamente si se aceptan las concepciones tradicionales de Dios como un ser incorpóreo, infinito, e intemporal. Debido a que estas concepciones tradicionales de Dios hacen difícil describir a Dios, el lenguaje religioso tiene el potencial de carecer de sentido. Teorías del lenguaje religioso intentan demostrar que tal lenguaje carece de sentido, o que el lenguaje religioso aún puede tener sentido.

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  • El problema del lenguaje religioso considera si es posible hablar acerca de Dios significativamente si se aceptan las concepciones tradicionales de Dios como un ser incorpóreo, infinito, e intemporal. Debido a que estas concepciones tradicionales de Dios hacen difícil describir a Dios, el lenguaje religioso tiene el potencial de carecer de sentido. Teorías del lenguaje religioso intentan demostrar que tal lenguaje carece de sentido, o que el lenguaje religioso aún puede tener sentido. Tradicionalmente, el lenguaje religioso ha sido explicado como teología negativa, analogía, simbolismo, o mito, cada uno de los cuales describen una manera de hablar sobre Dios en términos humanos. La teología negativa es una manera de referirse a Dios según lo que Dios no es; la analogía utiliza cualidades humanas como estándares contra los cuales comparar cualidades divinas; el simbolismo es utilizado no-literalmente para describir experiencias que de otra manera serían indescriptibles; y una interpretación mitológica de la religión intenta revelar verdades fundamentales detrás de historias religiosas. Las explicaciones alternativas del lenguaje religioso lo muestran teniendo funciones políticas, performativas o imperativas. El requisito del empirista David Hume de que afirmaciones sobre la realidad deben ser verificadas por la evidencia influyeron el movimiento neopositivista, particularmente al filósofo Alfred Jules Ayer. El movimiento propuso que, para que una declaración tenga sentido, debe ser posible verificar su veracidad empíricamente – con evidencia de los sentidos. Consiguientemente, los positivistas lógicos argumentaron que el lenguaje religioso debe carecer de sentido porque las proposiciones que hace son imposibles de verificar. El filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein ha sido considerado como un positivista lógico por algunos académicos porque distinguió entre las cosas de las que puede y no puede hablarse; otros han argumentado que él no puede haber sido un positivista lógico porque enfatizó la importancia del misticismo. El filósofo británico Antony Flew propuso un reto similar basado en el principio de que, con tal de que las aserciones de la creencia religiosa no puedan ser empíricamente falsificadas, las declaraciones religiosas dejan de tener sentido. La analogía de juegos– más comúnmente asociada con Ludwig Wittgenstein – ha sido propuesta como una manera de establecer significado en el lenguaje religioso. La teoría afirma que el lenguaje tiene que ser entendido en términos de un juego: así como cada juego tiene sus reglas propias que determinan qué puede y no puede ser hecho, cada contexto del lenguaje tiene sus reglas propias que determinan qué tiene y no tiene sentido. La religión está clasificada como un posible y legítimo lenguaje que tiene sentido dentro de su contexto propio. Varias parábolas también han sido propuestas para solucionar el problema del significado en el lenguaje religioso. R. M. Hare utilizó su parábola de un lunático para introducir el concepto de "bliks" – creencias incapaces de ser falsificadas según las cuales una visión global es establecida – los cuales no son necesariamente carentes de sentido. Basil Mitchell utilizó una parábola para mostrar que la fe puede ser lógica, incluso si parece no verificable. John Hick utilizó su parábola de la Ciudad Celestial para proponer su teoría de la verificación escatológica, el punto de vista de que si hay vida después de la muerte, entonces las declaraciones religiosas serán verificables después de la muerte. (es)
  • El problema del lenguaje religioso considera si es posible hablar acerca de Dios significativamente si se aceptan las concepciones tradicionales de Dios como un ser incorpóreo, infinito, e intemporal. Debido a que estas concepciones tradicionales de Dios hacen difícil describir a Dios, el lenguaje religioso tiene el potencial de carecer de sentido. Teorías del lenguaje religioso intentan demostrar que tal lenguaje carece de sentido, o que el lenguaje religioso aún puede tener sentido. Tradicionalmente, el lenguaje religioso ha sido explicado como teología negativa, analogía, simbolismo, o mito, cada uno de los cuales describen una manera de hablar sobre Dios en términos humanos. La teología negativa es una manera de referirse a Dios según lo que Dios no es; la analogía utiliza cualidades humanas como estándares contra los cuales comparar cualidades divinas; el simbolismo es utilizado no-literalmente para describir experiencias que de otra manera serían indescriptibles; y una interpretación mitológica de la religión intenta revelar verdades fundamentales detrás de historias religiosas. Las explicaciones alternativas del lenguaje religioso lo muestran teniendo funciones políticas, performativas o imperativas. El requisito del empirista David Hume de que afirmaciones sobre la realidad deben ser verificadas por la evidencia influyeron el movimiento neopositivista, particularmente al filósofo Alfred Jules Ayer. El movimiento propuso que, para que una declaración tenga sentido, debe ser posible verificar su veracidad empíricamente – con evidencia de los sentidos. Consiguientemente, los positivistas lógicos argumentaron que el lenguaje religioso debe carecer de sentido porque las proposiciones que hace son imposibles de verificar. El filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein ha sido considerado como un positivista lógico por algunos académicos porque distinguió entre las cosas de las que puede y no puede hablarse; otros han argumentado que él no puede haber sido un positivista lógico porque enfatizó la importancia del misticismo. El filósofo británico Antony Flew propuso un reto similar basado en el principio de que, con tal de que las aserciones de la creencia religiosa no puedan ser empíricamente falsificadas, las declaraciones religiosas dejan de tener sentido. La analogía de juegos– más comúnmente asociada con Ludwig Wittgenstein – ha sido propuesta como una manera de establecer significado en el lenguaje religioso. La teoría afirma que el lenguaje tiene que ser entendido en términos de un juego: así como cada juego tiene sus reglas propias que determinan qué puede y no puede ser hecho, cada contexto del lenguaje tiene sus reglas propias que determinan qué tiene y no tiene sentido. La religión está clasificada como un posible y legítimo lenguaje que tiene sentido dentro de su contexto propio. Varias parábolas también han sido propuestas para solucionar el problema del significado en el lenguaje religioso. R. M. Hare utilizó su parábola de un lunático para introducir el concepto de "bliks" – creencias incapaces de ser falsificadas según las cuales una visión global es establecida – los cuales no son necesariamente carentes de sentido. Basil Mitchell utilizó una parábola para mostrar que la fe puede ser lógica, incluso si parece no verificable. John Hick utilizó su parábola de la Ciudad Celestial para proponer su teoría de la verificación escatológica, el punto de vista de que si hay vida después de la muerte, entonces las declaraciones religiosas serán verificables después de la muerte. (es)
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  • El problema del lenguaje religioso considera si es posible hablar acerca de Dios significativamente si se aceptan las concepciones tradicionales de Dios como un ser incorpóreo, infinito, e intemporal. Debido a que estas concepciones tradicionales de Dios hacen difícil describir a Dios, el lenguaje religioso tiene el potencial de carecer de sentido. Teorías del lenguaje religioso intentan demostrar que tal lenguaje carece de sentido, o que el lenguaje religioso aún puede tener sentido. (es)
  • El problema del lenguaje religioso considera si es posible hablar acerca de Dios significativamente si se aceptan las concepciones tradicionales de Dios como un ser incorpóreo, infinito, e intemporal. Debido a que estas concepciones tradicionales de Dios hacen difícil describir a Dios, el lenguaje religioso tiene el potencial de carecer de sentido. Teorías del lenguaje religioso intentan demostrar que tal lenguaje carece de sentido, o que el lenguaje religioso aún puede tener sentido. (es)
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  • Problema del lenguaje religioso (es)
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