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- El domingo 29 de octubre de 1989 se celebraron elecciones generales en España. Las elecciones fueron anticipadas nueve meses, ya que debían haberse celebrado el domingo 22 de julio de 1990. Felipe González adelantó la convocatoria debido a los desacuerdos del Gobierno con los sindicatos mayoritarios UGT (afín al PSOE) y CCOO, que convocaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988, contra una reforma laboral que introducía los contratos temporales, facilitaba el despido y reducía al mínimo legal los derechos laborales de los trabajadores menores de 25 años. Dicha huelga fue la más exitosa de la democracia en España, paralizando incluso la televisión pública, y obligó al Gobierno a negociar con los sindicatos. Tras anunciarse los resultados por primera vez, la noche de las elecciones, el Partido Socialista Obrero Español había renovado su mayoría absoluta, aunque esta vez con 175 escaños sobre 350 escaños (esto último fue posible por la ausencia de 18 de los 350 escaños, por lo que la línea de la mayoría absoluta quedó reducida lo suficiente como para formar un gobierno único), sin poder ocultar la pérdida de casi 800.000 votos y un notorio declive de su popularidad. El Partido Popular se presentaba a estos comicios tras su refundación de ese mismo año; su candidato fue José María Aznar. En las elecciones europeas de ese mismo año, el PP había obtenido un mal resultado, apenas un 21%, lo que motivó a cambiar de candidato, dando Manuel Fraga un paso atrás y presentando a Aznar, presidente de Castilla y León con un perfil joven. El PP recuperó los votos perdidos en las europeas y superó los malos pronósticos con un resultado similar al de 1986. Esto permitió a Aznar seguir al frente del PP, haciéndolo crecer en el futuro. Debido a la confrontación del PSOE con los sindicatos debido a la política del Gobierno, el voto a la izquierda radical aumentó, duplicando su número de papeletas, aunque sin alcanzar, por poco, los resultados de las dos primeras elecciones. Los comicios de 1989 fueron considerados como unos de los más controvertidos en la historia democrática de España. El anuncio lento de los resultados en muchos distritos electorales, junto con defectos graves en los datos del registro electoral, una estructura ineficiente de la administración electoral y la lucha política en curso entre el gobernante PSOE y los partidos de la oposición sobre la mayoría absoluta socialista en el Congreso de los Diputados dio lugar a un gran escándalo cuando los resultados electorales en una serie de distritos electorales fueron impugnados bajo acusaciones de irregularidades y fraude. Los tribunales judiciales se vieron obligados a intervenir, determinando elecciones parciales para Murcia, Pontevedra y Melilla. La cuestión fue apelada ante el Tribunal Constitucional de España, que revirtió las resoluciones anteriores y anuló la votación en Melilla solamente, con una nueva elección que se celebró el 25 de marzo de 1990. El PP obtuvo la victoria en dicha elección, dejando al PSOE con 175 escaños solamente. De este modo el candidato por el PSOE, Felipe González, se quedó a un escaño de revalidar por tercera vez su mayoría absoluta aunque pudo gobernar como tal, puesto que los diputados de Herri Batasuna se ausentaron durante toda la legislatura, con lo que el grupo socialista abarcaba más de la mitad de los diputados de la cámara. Respecto a 1986 el PSOE pierde Navarra, La Rioja, Baleares, Palencia, Valladolid, Salamanca y Madrid; el PP gana Navarra, La Rioja, Baleares, Palencia, Valladolid, Salamanca, Ávila y Madrid; el CDS pierde Ávila; y el PNV no obtiene el respaldo mayoritario en Guipúzcoa, que pasa a manos de Herri Batasuna. (es)
- El domingo 29 de octubre de 1989 se celebraron elecciones generales en España. Las elecciones fueron anticipadas nueve meses, ya que debían haberse celebrado el domingo 22 de julio de 1990. Felipe González adelantó la convocatoria debido a los desacuerdos del Gobierno con los sindicatos mayoritarios UGT (afín al PSOE) y CCOO, que convocaron una huelga general el 14 de diciembre de 1988, contra una reforma laboral que introducía los contratos temporales, facilitaba el despido y reducía al mínimo legal los derechos laborales de los trabajadores menores de 25 años. Dicha huelga fue la más exitosa de la democracia en España, paralizando incluso la televisión pública, y obligó al Gobierno a negociar con los sindicatos. Tras anunciarse los resultados por primera vez, la noche de las elecciones, el Partido Socialista Obrero Español había renovado su mayoría absoluta, aunque esta vez con 175 escaños sobre 350 escaños (esto último fue posible por la ausencia de 18 de los 350 escaños, por lo que la línea de la mayoría absoluta quedó reducida lo suficiente como para formar un gobierno único), sin poder ocultar la pérdida de casi 800.000 votos y un notorio declive de su popularidad. El Partido Popular se presentaba a estos comicios tras su refundación de ese mismo año; su candidato fue José María Aznar. En las elecciones europeas de ese mismo año, el PP había obtenido un mal resultado, apenas un 21%, lo que motivó a cambiar de candidato, dando Manuel Fraga un paso atrás y presentando a Aznar, presidente de Castilla y León con un perfil joven. El PP recuperó los votos perdidos en las europeas y superó los malos pronósticos con un resultado similar al de 1986. Esto permitió a Aznar seguir al frente del PP, haciéndolo crecer en el futuro. Debido a la confrontación del PSOE con los sindicatos debido a la política del Gobierno, el voto a la izquierda radical aumentó, duplicando su número de papeletas, aunque sin alcanzar, por poco, los resultados de las dos primeras elecciones. Los comicios de 1989 fueron considerados como unos de los más controvertidos en la historia democrática de España. El anuncio lento de los resultados en muchos distritos electorales, junto con defectos graves en los datos del registro electoral, una estructura ineficiente de la administración electoral y la lucha política en curso entre el gobernante PSOE y los partidos de la oposición sobre la mayoría absoluta socialista en el Congreso de los Diputados dio lugar a un gran escándalo cuando los resultados electorales en una serie de distritos electorales fueron impugnados bajo acusaciones de irregularidades y fraude. Los tribunales judiciales se vieron obligados a intervenir, determinando elecciones parciales para Murcia, Pontevedra y Melilla. La cuestión fue apelada ante el Tribunal Constitucional de España, que revirtió las resoluciones anteriores y anuló la votación en Melilla solamente, con una nueva elección que se celebró el 25 de marzo de 1990. El PP obtuvo la victoria en dicha elección, dejando al PSOE con 175 escaños solamente. De este modo el candidato por el PSOE, Felipe González, se quedó a un escaño de revalidar por tercera vez su mayoría absoluta aunque pudo gobernar como tal, puesto que los diputados de Herri Batasuna se ausentaron durante toda la legislatura, con lo que el grupo socialista abarcaba más de la mitad de los diputados de la cámara. Respecto a 1986 el PSOE pierde Navarra, La Rioja, Baleares, Palencia, Valladolid, Salamanca y Madrid; el PP gana Navarra, La Rioja, Baleares, Palencia, Valladolid, Salamanca, Ávila y Madrid; el CDS pierde Ávila; y el PNV no obtiene el respaldo mayoritario en Guipúzcoa, que pasa a manos de Herri Batasuna. (es)
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