Se conoce como Combates de Toros a los espectáculos taurinos que se celebraban a finales del S.XVII en España y especialmente en la Plaza Mayor de Madrid sede de los festejos taurinos y otros actos. Los combates fue el antecedente directo de las corridas de toros. Si bien durante la edad media fue frecuente organizar combates de caballeros nobles con todo tipo de fieras a parte de toros, tale como osos, leones y otros felinos.​​ El Concejo madrileño era el encargado de preparar la plaza para la celebración de los mismos, desde la adquisición de los toros bravos hasta la organización del encierro.​

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  • Se conoce como Combates de Toros a los espectáculos taurinos que se celebraban a finales del S.XVII en España y especialmente en la Plaza Mayor de Madrid sede de los festejos taurinos y otros actos. Los combates fue el antecedente directo de las corridas de toros. Si bien durante la edad media fue frecuente organizar combates de caballeros nobles con todo tipo de fieras a parte de toros, tale como osos, leones y otros felinos.​​ El Concejo madrileño era el encargado de preparar la plaza para la celebración de los mismos, desde la adquisición de los toros bravos hasta la organización del encierro.​ Jacques Carel, diplomático francés, describió en 1670 en cuatro cartas para las autoridades de su país lo que era un Combate de Toros en el reinado de Felipe IV; estos documentos revisten gran interés histórico por la rareza de los mismos, fueron estudiados en detalle por el bibliófilo Luis Carmen y Millán.​ Una carta fechada el 8 de julio de 1665, revela los detalles de los festejos que se cumplían en la Plaza Mayor de Madrid y que a la luz de los extranjeros de la época reflejaban un carácter muy particular del pueblo español. Corría el reinado de Felipe IV y la Iglesia mantenía desde Roma reservas para la realización de las denominadas fiestas o combates de toros siguiendo las recomendaciones de diferentes concilios entre ellos el Concilio de Trento, por el que se prohibía al clero acudir a festejos con toros. Esto último, sin embargo, no impedía que por algunas horas los miembros del Santo Oficio y demás representantes del clero español ocuparan sus palcos en el rectángulo de la Plaza Mayor.​ Al igual que se pedían indulgencias para los pecadores en épocas de carnaval, se hacía lo propio en las en la iglesia de los jesuitas en Madrid, ante el carácter pernicioso que algunos les otorgaban a los festejos taurinos para la salvación de las almas.​ Durante el reinado del monarca este tipo de festejos recuperó todo el esplendor, llegando a ser objeto de protección por parte del monarca, las normas que regularon esta práctica fueron publicados en los primeros manuales o Tauromaquias, fue habitual que los nobles caballeros realizaran ejercicios de rejoneo durante estos combates o corridas cuya utilidad era la de ser entrenamientos para la guerra. En los combates participaron todas las clases sociales de la época​ Se daban dos tipos de festejos:​ * las Fiestas Reales, en las que los señores de la Corte eran combatientes * las de la Villa, que se celebraban para el público en general, sobre todo en el verano, y que también llamaban poderosamente la atención de los miembros de la Corte. A finales del s.XVII ver una corrida era un derecho que partía desde la misma cabeza del Rey, quien por su autoridad decidía quiénes ocupaban los palcos y las ventanas de las edificaciones que daban a la Plaza Mayor. Inclusive algunos propietarios de casas y negocios tenían que resignarse a que su casa fuera ocupada por otras personas a quienes el Rey les había otorgado el derecho de presenciar la corrida, sin que ellos mismo pudieran echar un vistazo al rectángulo (hoy se habla de ruedo). (es)
  • Se conoce como Combates de Toros a los espectáculos taurinos que se celebraban a finales del S.XVII en España y especialmente en la Plaza Mayor de Madrid sede de los festejos taurinos y otros actos. Los combates fue el antecedente directo de las corridas de toros. Si bien durante la edad media fue frecuente organizar combates de caballeros nobles con todo tipo de fieras a parte de toros, tale como osos, leones y otros felinos.​​ El Concejo madrileño era el encargado de preparar la plaza para la celebración de los mismos, desde la adquisición de los toros bravos hasta la organización del encierro.​ Jacques Carel, diplomático francés, describió en 1670 en cuatro cartas para las autoridades de su país lo que era un Combate de Toros en el reinado de Felipe IV; estos documentos revisten gran interés histórico por la rareza de los mismos, fueron estudiados en detalle por el bibliófilo Luis Carmen y Millán.​ Una carta fechada el 8 de julio de 1665, revela los detalles de los festejos que se cumplían en la Plaza Mayor de Madrid y que a la luz de los extranjeros de la época reflejaban un carácter muy particular del pueblo español. Corría el reinado de Felipe IV y la Iglesia mantenía desde Roma reservas para la realización de las denominadas fiestas o combates de toros siguiendo las recomendaciones de diferentes concilios entre ellos el Concilio de Trento, por el que se prohibía al clero acudir a festejos con toros. Esto último, sin embargo, no impedía que por algunas horas los miembros del Santo Oficio y demás representantes del clero español ocuparan sus palcos en el rectángulo de la Plaza Mayor.​ Al igual que se pedían indulgencias para los pecadores en épocas de carnaval, se hacía lo propio en las en la iglesia de los jesuitas en Madrid, ante el carácter pernicioso que algunos les otorgaban a los festejos taurinos para la salvación de las almas.​ Durante el reinado del monarca este tipo de festejos recuperó todo el esplendor, llegando a ser objeto de protección por parte del monarca, las normas que regularon esta práctica fueron publicados en los primeros manuales o Tauromaquias, fue habitual que los nobles caballeros realizaran ejercicios de rejoneo durante estos combates o corridas cuya utilidad era la de ser entrenamientos para la guerra. En los combates participaron todas las clases sociales de la época​ Se daban dos tipos de festejos:​ * las Fiestas Reales, en las que los señores de la Corte eran combatientes * las de la Villa, que se celebraban para el público en general, sobre todo en el verano, y que también llamaban poderosamente la atención de los miembros de la Corte. A finales del s.XVII ver una corrida era un derecho que partía desde la misma cabeza del Rey, quien por su autoridad decidía quiénes ocupaban los palcos y las ventanas de las edificaciones que daban a la Plaza Mayor. Inclusive algunos propietarios de casas y negocios tenían que resignarse a que su casa fuera ocupada por otras personas a quienes el Rey les había otorgado el derecho de presenciar la corrida, sin que ellos mismo pudieran echar un vistazo al rectángulo (hoy se habla de ruedo). (es)
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  • Se conoce como Combates de Toros a los espectáculos taurinos que se celebraban a finales del S.XVII en España y especialmente en la Plaza Mayor de Madrid sede de los festejos taurinos y otros actos. Los combates fue el antecedente directo de las corridas de toros. Si bien durante la edad media fue frecuente organizar combates de caballeros nobles con todo tipo de fieras a parte de toros, tale como osos, leones y otros felinos.​​ El Concejo madrileño era el encargado de preparar la plaza para la celebración de los mismos, desde la adquisición de los toros bravos hasta la organización del encierro.​ (es)
  • Se conoce como Combates de Toros a los espectáculos taurinos que se celebraban a finales del S.XVII en España y especialmente en la Plaza Mayor de Madrid sede de los festejos taurinos y otros actos. Los combates fue el antecedente directo de las corridas de toros. Si bien durante la edad media fue frecuente organizar combates de caballeros nobles con todo tipo de fieras a parte de toros, tale como osos, leones y otros felinos.​​ El Concejo madrileño era el encargado de preparar la plaza para la celebración de los mismos, desde la adquisición de los toros bravos hasta la organización del encierro.​ (es)
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  • Combates de toros (es)
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