Una carga militar es una maniobra consistente en un ataque frontal y masivo efectuado con la ayuda de la infantería o la caballería. Es un ataque impetuoso y resuelto de una tropa contra la tropa enemiga. La carga fue ampliamente empleada por la falange macedonia,y formaba parte esencial de las tácticas militares de Alejandro Magno, la paradigmática Táctica del martillo y el yunque. La velocidad aportaba un poder de penetración destructiva mediante las sarissas con las que estaban equipados los infantes macedonios.

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  • Una carga militar es una maniobra consistente en un ataque frontal y masivo efectuado con la ayuda de la infantería o la caballería. Es un ataque impetuoso y resuelto de una tropa contra la tropa enemiga. El objetivo de una carga frontal es entrar en contacto con el enemigo y desorganizarlo, bien por la , bien por el fuego (o el lanzamiento de proyectiles antes de la invención de las armas de fuego). La carga rápida limita el tiempo de exposición a los proyectiles y permite desestabilizar al oponente gracias a la energía cinética almacenada. La carga lenta permite guardar una mayor cohesión en la tropa atacante. La carga fue ampliamente empleada por la falange macedonia,y formaba parte esencial de las tácticas militares de Alejandro Magno, la paradigmática Táctica del martillo y el yunque. La velocidad aportaba un poder de penetración destructiva mediante las sarissas con las que estaban equipados los infantes macedonios. En la Edad Media, fue el turno de los caballeros europeos. En el siglo XVIII, la infantería de línea perpetuó esta maniobra cargando con la bayoneta que seguía a un breve intercambio de cañonazos. Se cree que la primera carga de este tipo tuvo lugar en la batalla de Espira (1703). El alcance y precisión conseguido, y en aumento, por los fusiles, lo rasante de sus trayectorias y el gran efecto de sus impactos, convierte en imposible, o poco menos, los combates al arma blanca, bastando la superioridad del fuego para decidir sobre el terreno el éxito de la lucha. Pero en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) los hechos probaron que ante un enemigo tenaz, el argumento decisivo para obligarle a ceder el campo de batalla es la acometida vigorosa que amenaza resolverse y a menudo se resuelve en una pelea cuerpo a cuerpo. Las estadísticas muestran que el número de heridos por arma blanca que han producido las grandes batallas de la Edad Contemporánea es sumamente reducido, pero deducir que ha pasado ya el tiempo de la carga a la bayoneta, desde el momento en que el fin inmediato de la guerra es la destrucción del enemigo, no debe entenderse que se aspire a su completo exterminio, sino más bien a su aniquilamiento moral, que se traduce por la pérdida de la confianza en las propias fuerzas, por el relajamiento de los lazos de la disciplina, por el abandono de la voluntad de vencer, que lleva consigo casi siempre aparejado el propósito más o menos deliberado de no extremar tampoco la resistencia. Por todo lo cual, no hay motivo para rechazar la carga a la bayoneta. El avance impetuoso del que ataca, su actitud firme y resuelta, la minusvaloración que manifiesta ante sus propias pérdidas, son factores que pesan tanto, por lo menos, en el ánimo del contrario como el tanto por ciento de bajas que haya sufrido en un tiroteo prolongado, con la ventaja todavía a favor de aquellas de ser el peligro en el choque menos contingente y problemático que en el fuego, porque en palabras del general ruso Aleksandr Suvórov «la bala es loca y solo la bayoneta es cuerda». Es una de las razones de la existencia de la infantería como arma. Si bastase con el efecto del fuego para vencer, la infantería estaría de más, pues la eficacia del suyo sería siempre inferior, por ejemplo, al del fuego de las ametralladoras; pero por mucho que se perfeccionen éstas, por grande que sea el efecto de los proyectiles de artillería, el valor del fusil sobre el campo de batalla estriba es que van pegados a él la bayoneta y el cuchillo, es decir, en que detrás de esta arma de fuego está el soldado que la empuña, que busca al adversario hasta medir con él sus fuerzas y decidido a arrojarle de sus posiciones o de hundir en su carne la hoja de la boca de su fusil. No faltan detractores a lo expuesto. Además, lo que no debe hacerse es lanzar batallones al asalto de una posición sin preparar antes convenientemente el ataque por el fuego. El uso de la carga frontal de infantería pervivió en las guerras modernas: consistió en la maniobra ofensiva más utilizada durante la guerra de trincheras y fue empleada en el curso de varias batallas de la Segunda Guerra Mundial. (es)
  • Una carga militar es una maniobra consistente en un ataque frontal y masivo efectuado con la ayuda de la infantería o la caballería. Es un ataque impetuoso y resuelto de una tropa contra la tropa enemiga. El objetivo de una carga frontal es entrar en contacto con el enemigo y desorganizarlo, bien por la , bien por el fuego (o el lanzamiento de proyectiles antes de la invención de las armas de fuego). La carga rápida limita el tiempo de exposición a los proyectiles y permite desestabilizar al oponente gracias a la energía cinética almacenada. La carga lenta permite guardar una mayor cohesión en la tropa atacante. La carga fue ampliamente empleada por la falange macedonia,y formaba parte esencial de las tácticas militares de Alejandro Magno, la paradigmática Táctica del martillo y el yunque. La velocidad aportaba un poder de penetración destructiva mediante las sarissas con las que estaban equipados los infantes macedonios. En la Edad Media, fue el turno de los caballeros europeos. En el siglo XVIII, la infantería de línea perpetuó esta maniobra cargando con la bayoneta que seguía a un breve intercambio de cañonazos. Se cree que la primera carga de este tipo tuvo lugar en la batalla de Espira (1703). El alcance y precisión conseguido, y en aumento, por los fusiles, lo rasante de sus trayectorias y el gran efecto de sus impactos, convierte en imposible, o poco menos, los combates al arma blanca, bastando la superioridad del fuego para decidir sobre el terreno el éxito de la lucha. Pero en la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) los hechos probaron que ante un enemigo tenaz, el argumento decisivo para obligarle a ceder el campo de batalla es la acometida vigorosa que amenaza resolverse y a menudo se resuelve en una pelea cuerpo a cuerpo. Las estadísticas muestran que el número de heridos por arma blanca que han producido las grandes batallas de la Edad Contemporánea es sumamente reducido, pero deducir que ha pasado ya el tiempo de la carga a la bayoneta, desde el momento en que el fin inmediato de la guerra es la destrucción del enemigo, no debe entenderse que se aspire a su completo exterminio, sino más bien a su aniquilamiento moral, que se traduce por la pérdida de la confianza en las propias fuerzas, por el relajamiento de los lazos de la disciplina, por el abandono de la voluntad de vencer, que lleva consigo casi siempre aparejado el propósito más o menos deliberado de no extremar tampoco la resistencia. Por todo lo cual, no hay motivo para rechazar la carga a la bayoneta. El avance impetuoso del que ataca, su actitud firme y resuelta, la minusvaloración que manifiesta ante sus propias pérdidas, son factores que pesan tanto, por lo menos, en el ánimo del contrario como el tanto por ciento de bajas que haya sufrido en un tiroteo prolongado, con la ventaja todavía a favor de aquellas de ser el peligro en el choque menos contingente y problemático que en el fuego, porque en palabras del general ruso Aleksandr Suvórov «la bala es loca y solo la bayoneta es cuerda». Es una de las razones de la existencia de la infantería como arma. Si bastase con el efecto del fuego para vencer, la infantería estaría de más, pues la eficacia del suyo sería siempre inferior, por ejemplo, al del fuego de las ametralladoras; pero por mucho que se perfeccionen éstas, por grande que sea el efecto de los proyectiles de artillería, el valor del fusil sobre el campo de batalla estriba es que van pegados a él la bayoneta y el cuchillo, es decir, en que detrás de esta arma de fuego está el soldado que la empuña, que busca al adversario hasta medir con él sus fuerzas y decidido a arrojarle de sus posiciones o de hundir en su carne la hoja de la boca de su fusil. No faltan detractores a lo expuesto. Además, lo que no debe hacerse es lanzar batallones al asalto de una posición sin preparar antes convenientemente el ataque por el fuego. El uso de la carga frontal de infantería pervivió en las guerras modernas: consistió en la maniobra ofensiva más utilizada durante la guerra de trincheras y fue empleada en el curso de varias batallas de la Segunda Guerra Mundial. (es)
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  • Revue historique des armées, 249 (es)
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  • «Le problème de l’allure dans les charges de cavalerie du XVIe au XVIIIe siècle» (es)
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  • Una carga militar es una maniobra consistente en un ataque frontal y masivo efectuado con la ayuda de la infantería o la caballería. Es un ataque impetuoso y resuelto de una tropa contra la tropa enemiga. La carga fue ampliamente empleada por la falange macedonia,y formaba parte esencial de las tácticas militares de Alejandro Magno, la paradigmática Táctica del martillo y el yunque. La velocidad aportaba un poder de penetración destructiva mediante las sarissas con las que estaban equipados los infantes macedonios. (es)
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  • Carga militar (es)
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