Arquitectura renacentista de Zaragoza
La Zaragoza del siglo xvi era una ciudad rica, apodada La Harta, dedicada al comercio y la industria, cuyo número de habitantes superaba los 25.000. Esta riqueza se ve reflejada en los edificios de la época: la Lonja, la derribada Aduana y los palacios ciudadanos, que daban una muestra del poder y el dinero de sus dueños, nobles y comerciantes. De los 200 palacios que se calcula que hubo en la ciudad, solo han quedado un puñado, pero permiten hacerse una idea del aspecto de la Zaragoza renacentista. La mayoría de edificios se concentraba en la calle del Coso, el Mercado, la orilla del Ebro y las calles Mayor y Manifestación. , un viajero portugués que estuvo en Zaragoza en 1542 comenta:
Fatás
Ansón Navarro
Laborda Yneva
Lostal Pros
Izquierdo, Pascual
Ayuntamiento
Madrid: Anaya
Zaragoza: Ayuntamiento, Servicio de Cultura: Caja Inmaculada
Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón
84
978
Arturo
Joaquín
José
Guillermo
488035
129368464
28430
La Zaragoza del siglo xvi era una ciudad rica, apodada La Harta, dedicada al comercio y la industria, cuyo número de habitantes superaba los 25.000. Esta riqueza se ve reflejada en los edificios de la época: la Lonja, la derribada Aduana y los palacios ciudadanos, que daban una muestra del poder y el dinero de sus dueños, nobles y comerciantes. De los 200 palacios que se calcula que hubo en la ciudad, solo han quedado un puñado, pero permiten hacerse una idea del aspecto de la Zaragoza renacentista. La mayoría de edificios se concentraba en la calle del Coso, el Mercado, la orilla del Ebro y las calles Mayor y Manifestación. , un viajero portugués que estuvo en Zaragoza en 1542 comenta: «...tiene las mejores casas de España, salvo Barcelona, que las tiene tan buenas, pero no mejores... [la calle del Coso es] la más hermosa que sea posible, comparable a la [del Corso] de Roma, de muy amplia anchura y muy seguida en línea recta». La arquitectura renacentista aragonesa adopta los elementos clásicos del Renacimiento italiano, pero no rechaza los elementos anteriores góticos y mudéjares, resultando una mezcla característica. Ejemplo es la techumbre de la caja de la escalera en la Casa de Miguel Donlope, en la que se mezclan una estructura claramente mudéjar con medallones de estilo renacentista italiano. Las casas-palacio se caracterizan por tener tres pisos, fachada de ladrillo o a veces de piedra, con portón de arco de medio punto y amplios ventanales en el segundo piso. Característicos son también el alero saliente o rafe tallado en madera que protege a un mirador o galería de arquillos. En el interior, a través del portón y el zaguán, se entra a un patio interior o luna, a cielo abierto, con columnas que sostienen una galería en el piso superior. En el primer piso se encuentra la zona de servicios: cocina, lavandería, habitaciones de los criados y mozos, etc. Subiendo la escalera se llega al segundo piso, la planta noble, que tenía una gran sala con balcones al exterior en el que los señores de la casa recibían a las visitas y celebraban sus fiestas. Además en este piso se encontraban los dormitorios de los dueños y a veces una capilla, además de otras salas. El último piso, la falsa, se empleaba como desván o simplemente para airear la casa a través de la galería.